BIENVENIDOS



En hora buena, llega usted a Caleta del Sur, un esfuerzo conjunto por mostrar y defender, a toda costa, el arte gestado en este terrirtorio insular. Aquí podras encontrar, artículos, comentarios, poesías, cuentos, críticas y ensayos, así como informaciones y noticias sobre las actividades que realiza la filial de la UNEAC y otras instituciones en la Isla de la Juventud.

Miembros y amigos se han reunido en este esfuerzo para lograr que el quehacer pinero vea la luz, a través de un espacio alternativo y ágil. Quizás usted quede sorprendido ante el asombro de ver y conocer que en una pequeña Isla del Archipiélago cubano, haya una fuente tan vasta de sabiduría y entrega hacia el arte y la cultura, que hoy estamos convocados a salvar.

¡Esperamos de todo corazón que el esfuerzo no sea en vano!



EL LÁTIGO


LA ÚLTIMA PINCELADA DE JOSE MARTI

Por: Rafael Carballosa [poeta y crítico literario]



I
EI 8  de  diciembre  de  1894  aparece  en  el  periódico  Patria el último trabajo de José Martí  sobre pintura.  Tomando  como  base  y  referente  la  obra  de  Joaquín  Tejada,  pintor  cubano  que  por aquellos días presentaba sus cuadros en Nueva York, Martí expresa las concepciones fundamentales que sobre el arte del pincel había desarrollado durante casi veinte años de quehacer crítico. Una vez más expone sus criterios acerca de aquellos aspectos que siempre le interesaron a la hora de abordar no sólo a la pintura sino, en general, al arte; entre estos aspectos se destacan el papel social del artista y de su obra, la originalidad personal del creador, el uso no excesivo del color, la naturalidad de las figuras, el rechazo a cualquier desmán artificioso, la relación contenido-forma y el peligro que la Academia, como institución que apoyaba y promovía el apego a viejos modelos ya agotados, representaba para el arte moderno.

Luego de señalar su alegría al escribir sobre un compatriota que “padece nuestra propia humillación y (que) con su valer nos la levanta y redime” (1), José Martí realza la originalidad del artista que “no es valer segundón o imitado, de los que andan sumisos tras lo ajeno (…); sino poder honrado , que con eficaz realidad y entrañas de hombre, compone obras pensadas y sentidas de belleza”. Tejada, para el héroe cubano, pinta según ven su inteligencia y su alma y no siguiendo las reglas dictadas por la Academia. Su obra se alimenta de las experiencias que ha tenido como hombre de patria sojuzgada y artista que no desatiende el llamado de los suyos. Por esto su pintura no se complace en mostrar una imagen hipócrita del mundo, ni en pintar “amable el pecado oneroso”, ni en mover “a fe inmoral en el lujo a la dicha”, sino que “usa el don de componer (…) de modo que se vea la pena del mundo, y quede el hombre movido a su remedio”.

Como agente activo del proyecto moderno, Martí cree en la capacidad purificadora que tiene el arte para el hombre, en su poder para transformar la realidad, por eso “mientras haya un antro no hay derecho al sol”. Ya en 1889 había expresado: “¡La justicia primero, y el arte después! ¡Hembra es el que en tiempos sin decoro se entretiene en la fineza de la imaginación, y en las elegancias de la mente! ¡Cuando no se disfruta de la libertad, la única excusa del arte y su único derecho para existir es ponerse al servicio de ella! ¡Todo al fuego, hasta el arte, para alimentar la hoguera!” (2)

Urgido por la tarea inmensa que acometía para liberar a su patria, sus ideas se van radicalizando en el plano político hasta ver en el arte, ante todo, un arma de lucha y de protesta social. No duda en llamar tres veces a Tejada “pintor nuevo de Cuba” y sentencia que “su nombre será gloria”. Y es que para Martí este aspecto del comprometimiento social de la creación artística es de suma importancia a la hora de valorar a un artista.

Tejada es, para él, el “pintor nuevo de Cuba” porque en sus cuadros recoge a “la gente triste de la ciudad”, a los humildes que padecen de la ruindad de su mísera existencia, a “la historia toda, agitada o sumisa”; porque tiene “el don de ver la belleza en los desdichados y en los mansos”; porque “ama al hombre” y “padece de la pena humana”; porque “no tiene pinceles para los vanos y culpables de la tierra, sino para los adoloridos y creadores”.

En cuanto a los otros puntos que mencionábamos al principio, Martí indica, refiriéndose ahora al cuadro de Tejada “La lista de la lotería”, “su obra mayor”, como logros del artista, “el aire fresco y libre”, “el color ameno y natural”, “la soltura y propósito de los detalles”; pero sobre todo, “la piedad y sentido de las figuras” y “la gracia y levedad de la obra entera”. En su análisis va de lo particular a lo general, analizando la armonía entre el todo y sus partes.

Martí aplaude esta obra porque no adolece de tecnicismos artificiosos, por la perfecta correspondencia que se establece entre intención y ejecución. El artista no se gasta en excesos de color ni en cargazones composicionales. Con parquedad de recursos recrea un asunto común, dando a sus figuras aliento vital, carácter y movimiento. Dota a su obra con la gracia del auténtico creador y no cae en las imitaciones a que convocaba la enmohecida y ajena educación académica del momento.

Y una vez más, junto a la economía de procedimientos, la autenticidad y el realismo o verosimilitud de la representación, sitúa a la misión ética y humanística como punto central de su concepción crítica y de su sistema de valores: dice el lienzo todo que el trabajo da salud, que la mujer es hermosa y consuela, que la humanidad codicia y hierve”.



II



No pretendemos, tonto sería esto, afirmar nada nuevo cuando decimos que un fuerte sentido de la ética atraviesa toda la obra martiana. Aquí apenas intentaremos demostrar la actitud consecuente de quien pensaba que “la crítica es el examen; sin que obligue a la severidad ni a la censura”. (3)

En tres ocasiones Martí se refiere a posibles errores cometidos por Joaquín Tejada en su labor artística. Pero estos reparos se realizan de tal forma que más bien parecen alabanzas, así nos dice que “por el dibujo pudo errar (…) quien, como Tejada, sabía poco de colores hace aún tres años”, o que “ en la tentación del color pudo caer, que es siempre excesivo, en letras y pintura , durante la juventud”. Al colocar estos errores en el pasado y al utilizar, de forma reveladora, una construcción verbal con el verbo “poder” de auxiliar más infinitivo, realmente estos deméritos se atenúan hasta casi desaparecer, lo que unido al reconocimiento de su obra actual termina siendo como un impulso a seguir la labor creadora. En una tercera oportunidad Martí apunta una falla en la obra del artista cubano: “En lo que debió pecar Tejada, por su sinceridad misma, fue en el abandono que los artistas incompletos confunden con el vigor y el albedrío”. Pero nuevamente la construcción verbal, ahora utilizando el verbo “deber” como auxiliar, y la frase explicativa, “por su sinceridad misma”, desvanecen “con mano piadosa la sombra que oscurece la obra bella”.(4)

José Martí utiliza en esta reseña un estilo límpido y directo, sin excesos metafóricos, donde la adjetivación es abundante, más no en demasía, y la sintaxis de largos períodos no llega a ser, como sí ocurre a veces en sus artículos y discursos políticos, tortuosa para el lector. Como afirma José Antonio Portuondo, “en cada ocasión su crítica se identifica plenamente con su objeto, con ese admirable sentido mimético que la caracteriza” (5). Así, para una obra que consideraba auténtica, natural y comprometida socialmente, realiza una crítica amena y militante, en la que rechaza cualquier expresión de arte academicista o decadente.

En esta misma tendencia de mimetismo crítico podemos situar el recurso que Misael Moya Méndez (6) nombra como de la transposición. Martí lleva el cuadro del óleo a la literatura. Siguiendo los planos y elementos de la composición transforma la representación pictórica en estructura verbal y logra, a través de la adjetivación siempre vigorosa y sugerente, y de la frase casi cinematográfica, darnos una escena llena de dinamismo y vitalidad:

“El grupo curioso ve los billetes en la lista de la pared. El mozo de cordel,  con las cuerdas por los muslos, nervudos y caídos del trabajo, y el chaleco alón, y la barretina por la espalda, tiene el dedo rígido sobre el número feliz¸ a la modista se le ve la lozanía por las ropas dóciles, y la salud del cabello, enroscado en la nuca; el estudiante es lampiño y de cepa catalana, que desea y arriba; el empleado pálido empina el triste hongo; a la cadera del blusón tiene la mano el aprendiz irreverente; conversan las arrugas hondas del viejo de la blusa azul; cuelga el cesante, de capa y chistera; al mocetón de espaldas, se le adivina la mano viril, que rebusca por el bolsillo el billete; la bondad del trabajo rebosa, y el alma madraza de la española pobre, en la cuarentona de pañuelo y cesta que oye al vejete parlanchín; un porfiado valenciano, de alpargata y montera, se lleva indiferente, a la otra parte del cuadro, su carro lechero (…)”.

Preguntarnos qué posición hubiese tomado José Martí de haber vivido el temporal de las vanguardias de principios del siglo XX, y más todavía, de haber asistido a la resaca y revisión del discurso ilustrado que tiene lugar en la llamada crítica posmodernista, sería especular sin sentido sobre lo que nunca fue. Lo que sí nos dice la historia, y podemos reafirmar nosotros, es que fue un hombre íntegro de la Modernidad, que tenía fe en el arte como vía para el mejoramiento humano, que creía con Sócrates en la verdad del acto que reafirma a la palabra y fue a beber su cicuta de patria y pólvora en los campos de su tierra, dejándonos la deslumbrante, acaso insondable, certidumbre de su paso.



BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS

La gran mayoría de las citas que aparecen en este trabajo fueron tomadas de:



1- Martí, José. “Joaquín Tejada”. En Obras escogidas III. La Habana, Editorial Política, 1981.

El resto de las citas que no pertenecen a este texto aparecen debidamente registradas.

2- Martí, José. “La exhibición de pinturas del ruso Vereschagin”. En Obras escogidas II. La Habana, Editorial Política, 1981, p.325.

3- Martí, José. “La esposa del vengador, de José Echegaray”. En Obras Completas. La habana, Editorial Nacional de Cuba,1964, p.83.

4- Martí, José. “Echegaray”. En Obras Completas. La Habana, Editorial Nacional de Cuba, 1964. p.93.

5- Portuondo, José Antonio. “Aspectos de la crítica literaria en Martí”. En Letras. Cultura en Cuba, 1 . Prefacio y Compilación: Dra Ana Cairo 

     Ballester. La Habana, Editorial Pueblo y Educación,1989.

6-Moya Méndez, Misael. José Martí: para que la mano pinte bien. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1996.




ESQUINA CALIENTE: UN POCO DE HISTORIA Y LO QUE PUDIERA SER EL VERDADERO SOBRENOMBRE DEL EQUIPO DE BÉISBOL DE LA ISLA: ¿TIBURONES O PIRATAS?

Por: José A. Taboada [Poeta y ensayista]

Dibujo: Zenia Hechavarría




1
El béisbol es un deporte practicado en los cinco continentes, es la pasión suprema de Estados Unidos, Cuba, Japón, Venezuela, Puerto Rico, República Dominicana, por solo citar algunos países. Todos luchan por alcanzar la supremacía mundial, en torneos organizados por la Federación Internacional y las Organizaciones de las Grandes Ligas estadounidenses. Cada país tiene su propia idiosincrasia y los fanáticos disfrutan y sufren el juego de pelota como nadie, ellos son los que llenan esa otra parte que complementa el juego. Un estadio vacío es como un niño desamparado al borde del camino. La majestuosidad de un estadio, es medible, por la cantidad de fanáticos que logre reunir el equipo de casa.
Cuba, es el segundo país en organizar un campeonato de béisbol, después de los Estados Unidos. Su historial es de riquísima referencia para los estudiosos e investigadores, por formar parte de nuestra nacionalidad y por estar estrechamente vinculada a las gestas libertadoras.
A nuestra Isla llega el béisbol de forma sui-géneris, y cuando en la Isla grande ya jugaban a muerte los Alacranes del Almendares, los Tigres del Marianao, los Elefantes del Cienfuegos y los Leones del Habana, aquí solo teníamos para formar dos de equipos de aceptable calidad amateurs: Los Aliados y Los Gigantes, ambos representantes de la ciudad de Nueva Gerona. Y poco a poco el béisbol se fue convirtiendo en el deporte favorito de los pineros.
Cualquiera dudaría de la calidad de estos jugadores, sin embargo, la escasa crónica deportiva, nos remonta al domingo 20 de marzo de 1921, donde ambos conjuntos se fundieron con el nombre de Nueva Gerona, para desarrollar una serie de encuentros con el club norteamericano Paducah, [primer club del circuito de los San Louis Brawn de la Kitty League] y donde los locales no pudieron con el empuje de los muchachos de la gran nación. Según la crónica, al equipo local le faltaban dos de sus piezas claves, entre ellas, la gran estrella del béisbol pinero de aquellos años, Tomás Baldomero Minguillón Ortiz, quien militaba en la novena de Los Aliados. Nacido en Nueva Gerona el 27 de febrero de 1903, con solo 23 años, se convirtió en el primer pinero en integrar una selección nacional a los 1ros Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrado en México en 1926. Tomasito lanzó el juego final contra los aztecas colgando nueve ceros en la pizarra y Cuba ganando el play por tres carreras.

La época dorada del béisbol cubano, década del 40 del pasado siglo, también llegó a nuestra Isla. En esta etapa se comienza a organizar una verdadera liga local con tres escuadras. A Nueva Gerona llagaban equipos de la Liga Amateur cubana; los primeros encuentros más sensacionales que recuerda nuestra historia beisbolera se sucedieron el sábado 1ro y el domingo 2 de noviembre de 1941, cuando a nuestra tierra arribó el famoso club Teléfonos. En el primer choque, el conjunto local colocó en el montículo a su astro Juan A. Alfonso, quien dejó en 3 carreras y 7 hit a los visitantes caminando toda la ruta; mientras el conjunto local le fabricaba 6 anotaciones en la misma primera entrada al famoso lanzador Josh Decall. El segundo encuentro los visitantes tomaron desquite con lechada de 9 x 0, a la cuenta del estelar Tomás Echevarria, miembro del equipo nacional amateurs. Luego llegaron los del team Cubanaleco de la Cia. Eléctrica, donde militaban los estelares Villa Cabrera y Julio Jiquí Moreno, también miembros de la selección cubana amateurs. Y muy provechoso que resultaron estos encuentros, pues al siguiente año los muchachos del equipo Juventud Pinera, derrotaban al mejor equipo que la Isla tenía en aquel momento La Cotorra SPP, perteneciente a la Sociedad Popular Pinera, para lograr el ansiado campeonato y erigirse como los reyes indiscutibles del béisbol local, en fecha tan significativa como el 28 de enero de 1942.


2
Curiosa ha sido la crónica deportiva pinera de la época, ya sea en sus periódicos, como en sus revistas. Ligada al argot popular, en muy pocas ocasiones encontramos los nombres completo de los jugadores en los box score. Los apodos y sobrenombres inundan la página deportiva y eso hace difícil el trabajo a la hora de reseñar el palmarés de uno u otro jugador. Pero es muy atractivo encontrar pasajes como este: “Dicen también que los “Gigantes” no quieren jugar con los “Aliados”, por temor a las curvas de Nenito, a los batazos de Eduardo y las terribles cogidas de Jabuco Pinero [Mendive] y que le tienen un terror pánico cada vez que ven a uno de esos jugadores del traje azuloso”.
Curiosa ha sido también nuestra riquísima historia local. Poco conocida y olvidada en algunas ocasiones, desgraciadamente, por muchos de los que habitamos esta tierra hermosa.
Se me ocurre pues, polemizar en torno al sobrenombre que debería llevar nuestro equipo de béisbol, conocido anteriormente por Toronjeros, Panteras o Santanillas. No se trata de un capricho, pero si hurgamos bien en las cosas que nos hacen pinero, que nos identifican como tal, no cabe a dudas, ni comentarios que Los Piratas de la Isla es el sobrenombre perfecto para nuestro equipo, ni siquiera hay que ponerlo en la balanza. Un sondeo popular arrojó que de diez personas solo tres prefieren Los Tiburones. Eso nos daría un resultado de que el 70 % prefiere el sobrenombre Los Piratas. Y es que no hay nada de malo en el nombre, ni lo que representa ser un pirata, sencillamente estamos hablando de un equipo de béisbol que identifica, a la que sin dudas es, la Isla del Tesoro. El asunto no es complicado, los medios ya le han llamado públicamente Piratas, la fanaticada va al estadio como si este fuera un galeón a punto de entrar a la batalla y donde todos quieren subirse en alta mar; no hay que estar ciego  para ver el espectáculo piratesco que se sucede en el graderío. Seríamos, sin lugar a dudas, el único equipo en Cuba que su sobrenombre tendría una estrecha relación con su historia. Sabemos que existen varios equipos de béisbol en el mundo con ese sobrenombre, me vienen a la mente los famosos Piratas de Pittsburg del viejo circuito de las Grandes Ligas estadounidenses; los Piratas de Campeche de la liga mexicana; los Piratas de Rótterdam, de la liga holandesa, quizás este último es el que más relación guarda con su sobrenombre, pues por esa ciudad salieron, hacia el nuevo mundo, los más famosos piratas holandeses [Roc el Brasiliano, Van Caerden, 1600; Enrique Vande Vin, 1625; Pieter Pieterzoon Heyn, (Pata de Palo) 1628; Cornelius Cornelizoon Jol, (Pata de Palo) 1629; Alexander Oliver Exquemeling, 1666; entre otros] dejando sus huellas en tierras de Isla de Pinos. Entonces ¿por qué llamarle Los Tiburones? He tratado de encontrar una razón lógica, pero realmente no la encuentro.
Una vez más nuestra historia puede ser relegada. Nos toca a nosotros, el pueblo, defenderla y enriquecerla. Somos nosotros la última palabra, vayamos al estadio con el único fin de apoyar a nuestro equipo, de gozar y sufrir como si estuviéramos en plena batalla, ellos sabrán hacer lo suyo con la plena seguridad de que el tesoro será alcanzado por unos piratas que sin patas de palo, pero con bates, acabarán con cualquier mordida… incluyendo la de los temidos leones, tigres, cocodrilos, elefantes. ¿Piratas? Sí, piratas de la isla, piratas  pineros, donde  curiosamente, son casi desconocidos los ataques de tiburones.


GOTA DE SANGRE CALIENTE

Por: María Eugenia Azcuy [Investigadora y profesora universitaria]

[Presentación del libro “La ventaja de no pertenecer” de Rafael Carballosa Batista durante la Feria del Libro de La Habana, en el Pabellón Cuba, sede de la AHS Nacional]
 



Poesía puede ser crear lo que no veremos, pero puede ser también con la misma legitimidad, recrear lo que no vivimos e imaginamos como vivido.
Por esta vía transita “La ventaja de no pertenecer” de Rafael Carballosa Batista. Este libro constituye un poema de amor, de amor melancólicamente evocado,  más aún  si el cronista de la evocación actúa desde una Isla rodeada de indiferencia y melancolía.
El libro está conformado por tres momentos. Desde el Umbral invita al lector a transitar con un epígrafe de Fito Páez donde anuncia el título, “caminando siempre al lado del camino, la ventaja de no pertenecer”.
Sucede que el poeta canta al ayer –desde el hoy– como si lo hubieran arrastrado las aguas que lo rodean, como algo irremediablemente perdido, y así lo declara en “Letanías del ausente”.
XI
Es que el hombre aún no sabe
lo que quiere o lo que busca
y tiritando se ofusca,
intenta dar con la llave;
pero es que el hombre no sabe
que la puerta sólo existe
en sí mismo. Así persiste
suplicando en el umbral.
El hombre es un animal,
sin dudas, bastante triste.

Reitero que el libro en su conjunto es un largo poema de amor, el poeta vuelve a su yo y nos declara:
XIV
Y sin embargo, la vida
bien vale tanto desvelo,
me digo cuando deshielo
esta angustia florecida.
La gente por la avenida
( como huyendo del pasado)
va de prisa a ningún lado
y yo imagino cien modos
para abrazarlos a todos
¡qué más da!...Emocionado.
Un segundo momento donde el tono se hace más coloquial sin dejar de ser reflexivo: “Inscripciones para postales”. El olvido, el tiempo, son una constante de pena y nostalgia.
Por qué esta tristeza en un momento en que el poeta admite que:
…Conviene aceptar que he sido feliz
 y me ha sido dado –sin merecerlo –
el regalo de caminar por calles
donde ajeno a todo pude sentirme
cercano al total latido del tiempo.
Y a lo largo del libro, como leit motiv, Rafael Carballosa está pensando en la despedida cuando esta no se ha producido. “Algo va a manifestarse” es el tercer momento.  El episodio en versos nos anuncia:
…y me sorprende el amor
aunque vaya a la deriva.
Recurre nuevamente a  unos versos de Fito Páez que resuenan como el “Ser o no ser” shakesperiano . Se despeja la incógnita en La ventaja de no pertenecer. El libro arremete con una celebración a lo hip-hop para develar esa verdad sin miedo y cantarle a la vida.

Hip-Hop
                                               Es sólo una cuestión de actitud…
                                                                           FITO PÁEZ
Rompe el miedo. Rompe el miedo.
Construye tu propio centro.
Saca lo que tengas dentro.
Rompe el miedo. Rompe el miedo.
Deja de ser tu remedo.
El mundo es un libro abierto,
sólo intenta estar despierto
y no ruegues más al cielo.
Rasga de una vez el velo.
No estás muerto. No estás muerto.

Este libro es obra de un hombre, no de un poeta porque este libro lo ha escrito un hombre -o un poeta,  ya los confundo- que utiliza un lenguaje cotidiano (aparentemente cotidiano, pues el lenguaje coloquial, en poesía, es el lenguaje burilado que produce la ilusión de no haber sido manipulado): la soledad, la ausencia de imágenes o de adjetivos que no sean absolutamente necesarios, para expresar lo que, por vía lógica, es inexplicable, el tono grave, el ritmo mantenido sabiamente y la estrofa de los diez versos que gracias a cultores como Carballosa no están interesados en separar sus componentes de tradición y modernidad. La décima sale airosa en un discurso tradicional, pero renovado. Son estos algunos de los ingredientes que intervienen en la elaboración de este poema amoroso, un poema único, desgarrador, aunque lo compongan diferentes secuencias.
Rafael Carballosa no cuenta historias que ya conocemos, sino que en las historias conocidas, continúa hablando de sí, no deja nunca de ser él mismo.
De toda esa personalidad sabia y melancólica está hecho este libro. Eso es “La ventaja de no pertenecer”, magia de agua y poesía, pensado desde el corazón con la pasión reflexiva de la libertad creadora, donde el poeta al igual que el Apóstol nos está declarando: “Yo no soy aquí más que una gota de sangre caliente en un montón de sangre coagulada”.

                                                                                                               La Habana, 20 de febrero 2013.
 
LA CIUDAD ES NUESTRA IMAGEN
Por Jesús Ortiz Durán [Director de Patrimonio Cultural en la Isla]
Boulevard de Nueva Gerona
           Todo buen ciudadano desea que no solo su casa sea bella y agradable, sino también su ciudad (calles, parques, arquitectura, árboles, puentes, lugares de recreo, letreros lumínicos, etc.) para vivir en un mundo donde conjuguemos la integración de nuestra vida artificial (lo creado por el hombre) con la vida material. Esto ha sido una de las grandes aspiraciones de la humanidad junto a la verdadera paz, hermandad y justicia social. Por eso, debemos proponernos metas que permitan conformarla integralmente de una manera  armoniosa y con una alta calidad estética. No podemos darnos el lujo de desatenderla porque sino las calles lloran, la arquitectura gime, los árboles mustian, los parques se entristecen, las montañas de su alrededor nos miran con rencor y las generaciones venideras no perdonarán el error de abandono cometido. La ciudad es el tesoro que cada cual tenemos ante nuestros ojos y que algunos no ven; también es la puerta abierta que nos ha dejado la humanidad para entrar realmente en el tiempo y en la historia.

           Todos de una forma u otra caminamos  hacia múltiples y variadas actividades admirando la belleza de algunos lugares y rechazamos con murmuraciones lo desagradable que resultan otros por su estado deplorable. ¿Cómo es posible que existan sitios en total o casi abandono o que a simple vista parezcan atendidos pero que pueden mejorarse y que poseen elementos de mal gusto y   falta de armonía, cuando nuestro pueblo ha elevado extraordinariamente su cultura? Sin embargo tenemos cantidad de profesionales, técnicos, obreros calificados, artistas, innovadores, diseñadores, en fin compañeros ingeniosos siempre dispuestos a hacer de cada rincón algo atractivo. Entonces hay que hacer converger la heterogeneidad de las ideas e iniciativas en bien de los resultados y que nadie este ajeno a este proceso;  porque sin dudas hay que convertir las canteras en estatuas, los colores en cuadros, las palabras en libros, la semilla en árbol, las ramas en flores, el patio en jardín, las áreas en parques, los parques en alegría de muchedumbre, las calles en pintorescas y llamativas sendas de paseo y esparcimiento siempre con el concepto de la buena imagen. Por tal razón los escépticos, los mancos espirituales, los ciegos que no la ven como parte de nuestra existencia misma, les recordamos  que toda persona es, primero, hijo de su madre y después de su ciudad. En ella crecemos, vivimos, descansamos, trabajamos, jugamos, nos recreamos, amamos y nada más justo que las actividades se realicen rodeadas de cosas agradables  y con el espíritu alentador y seguro que ayudar a crear  un buen ambiente es deber de todos y no solo  de la Empresa de Comunales. En el camino estamos para  cumplir ese reto, con variados elementos que van desde un buen diseño de lo que pretendemos colocar en concordancia con el entorno, hasta la disposición de cualquier obra de construcción, sin perder de vista que esto es también el rescate de la memoria histórica. ¡Qué significativo sería y que signo de patriotismo, cultura y belleza si en cada centro de trabajo, fábrica, escuela, etc., permaneciera izada en las horas reglamentarias nuestra bandera nacional, si evocáramos a diario el ideal de Martí, se sitúe un busto, una minibibioteca martiana, un pequeño bosque martiano!  Por tal motivo hay que tomar sin demora esta idea de la Primera Secretaria del Partido en La Isla de la Juventud en la reunión de secretarios de núcleos el 30 de agosto de 2004. “Esa bandera no debe izarse solamente por cumplir, sino como el primer deber matutino con nuestros mártires”: ¡QUE LA PATRIA OS CONTMPLA ORGULLOSA!

 Hagamos de la ciudad la novia a que aspiramos, la cual queremos verla con un maquillaje agradable y sobrio, con una vestimenta adecuada a  la ocasión y un perfume embriagador, porque representa nuestra identidad y pertenencia, es el reflejo de la cultura adquirida, la acción y resultado visible de la actividad humana y la obra material que generación tras generación abren sus alas para volar más alto donde las ha cerrado la anterior, asociando ingenio a la voluntad con la inspiración de Apolo y el heroísmo de Hércules. Cada palmo de su naturaleza y su vida hay que sentirla como una parte de nuestro cuerpo y el que no lo aprecie así está condenado a flotar sin centro de gravedad(es estar en ella y ella no estar en nosotros), o como decía el poeta griego Konstantinos Petrous Kavafis: “No hallarás otra tierra ni otra mar. La ciudad irá en ti siempre”. Entonces, no olvidemos que unos pueblos crecen, menguan otros y en un breve tiempo se reemplazan y se entregan, como atletas la antorcha de la vida. Por tal motivo hay que cuidar lo que heredamos y creamos. También hay que conocer que existimos aún después que se rompe la continuidad de la vida (lo que equivale a morir), por el enlace de nuestro restos con el medio, por el recuerdo que guardan nuestros familiares y amigos y, con la sociedad por la obra que seamos capaces de dejar. ¿Quién dice que los muertos no aportan a la ciudad?; observemos detenidamente el “Campo Santo” y veremos cuanto de arte y cultura existe en ese lugar. Invito a los vivos a no desmayar en el empeño.


Los visitantes nos calificarán por el aspecto y la vida ciudadana, entonces se irán con gratos recuerdos o con una profunda decepción. De ahí mi exhortación a que sigamos ideando buenos vestidos, maquillajes, prendas, etc. para que esa “novia,” luzca más linda sin importar los años que tiene; porque soñar en lo bello es algo sustancial a todo ser humano y donde quiera que estemos manifestamos nuestra actividad de crear con un fin: el buen gusto  y el placer estético con un resultado placentero, o sea, actuar con arreglo a las leyes de la belleza y del entorno natural.

 Toda persona a la hora de un paseo, de una fiesta, de cualquiera actividad, elije sus mejores ropas para lucir bien; igual debemos hacer con nuestra ciudad porque lo más mínimo y grandioso que vayamos a hacer en ella hay que realizarlo bajo ese concepto estético. ¡Qué horrible y discordante es pasearse limpio, bien vestido y perfumado por lugares desagradables y antihigiénicos!, pero tengamos en cuenta que eso pasa también en algunos centros de trabajos, que nos ocupamos mucho de nuestra aspecto personal y no atendemos ese espacio donde laboramos día a día y nos hacemos héroes cotidianos. Debemos dar la mejor y más completa impresión  del lugar donde trabajamos y su entorno como lo hacemos en las casas cuando esperamos visitas, porque es muy injusto que tengamos que atravesar y estar en lugares feos para asistir a lugares bonitos. Bonitos están quedando nuestros parques, bonitas nuestras escuelas de la Batalla de Ideas, bonito es nuestro estadio de pelota en plena serie y más bonito todavía cuando se acolchone y se coloquen las siempre bien esperadas torres con sus luminarias, que sin dudas armonizarán con el espacio. Estamos seguros que los compañeros del INDER cuando logren este objetivo iluminarán un viejo anhelo pinero, así como los corazones de los peloteros y aficionados cuando  se de la voz de ¡A Jugar que bajaron las estrellas!

 Lo dicho hasta aquí se apoya en realidades sin recetas, es un tema para la reflexión; entonces ¡manos a la obra! que las generaciones venideras que son nuestro relevo inevitable producto a la evolución de la vida material nos agradecerán infinitamente que le entreguemos una bella ciudad, que equivale a entregarle nuestra imagen.

¿Quién inventó la doble moral?

Por: José Antonio Quintana



En primer lugar vamos a demostrar que el concepto “doble moral” es un eufemismo, un disimulo del disimulo. Literalmente significa que la persona calificada tiene dos morales: una pública u oficial, y otra privada. Es tan sutil, que a un niño, o a cualquier persona no apta para captar las sutilezas del idioma, puede parecerle “más mejor”  tener dos morales que una sola, debido a la confusión a que puede dar lugar la comparación moral-inmoral. Es decir si “el moral” es el bueno de la película y  “el inmoral” es el malo, el de doble moral debiera ser “el mejor”. Comparémoslo con otro concepto de similar  significación. El digno, el indigno y el de doble dignidad, o dos veces más digno. Otro ejemplo: subordinado, insubordinado y de doble subordinación. Suena parecido, pero no tiene nada que ver con el de doble moral, ni siquiera dándole la connotación moral al concepto.

Veamos un ejemplo de cómo funcionaría esta manipulación del idioma en la práctica. Estamos en una reunión municipal del MINED, a principios de la década de los setenta, en la Isla de la Juventud. Se analiza el pronóstico de promoción del territorio. El director de una ESBEC, un tipo brillante en las Ciencias Pedagógicas, con todos los datos de las pruebas parciales realizadas en su escuela en la mano, asegura que el curso en su ESBEC debe terminar con un 85% de promoción. Luego explica que en la reunión de análisis con todos sus profesores se acordó someter a ese 15% de alumnos restantes a clases remediales en horas extras y fines de semana, lo cual podría aumentar la promoción hasta un 95%. El Director Municipal, sosegado, paternal, le recuerda que las escuelas similares a la de él de Ceiba del Agua, en La Habana, han logrado el 100% de promoción en dos cursos consecutivos. Lo cual es sin dudas una demostración de que el sistema de escuelas en el campo es superior a cualquier otro. Le advierte, con el codo en la mesa y el índice levantado, que “no se puede permitir que una escuela de este tipo  obtenga resultados mediocres en su labor docente educativa”. El director de otra ESBEC pide la palabra y asegura que su escuela puede lograr el 100% de promoción y que está en condiciones de compartir con el colega las medidas y métodos aplicados para lograrlo. El director cuestionado le dice que sus alumnos fueron seleccionados en varias escuelas de La Habana y repite con énfasis la frase  “fueron seleccionados”. A continuación argumenta que sus muchachos son pineros, todos los pineros, sin selección. El Director municipal vuelve a la carga, ya no tan sosegado, y le pregunta a su subordinado-insubordinado: ¿Entonces usted considera que el éxito inicial de estas escuelas se debe a la selección de los alumnos y no a la superioridad del sistema docente-educativo establecido en ellas?

Por supuesto, el director cuestionado no estaba en condiciones de llegar a semejante conclusión, pues era cierto que en las nuevas escuelas se había establecido un sistema superior, pero su 95% de promoción también resultaba sustancialmente superior a los resultados de cualquier escuela tradicional. ¿Por qué exigir el 100%? El director es joven, como la mayoría de ellos apenas se inicia en la profesión. ¿Qué hacer? Si le exigen el 100% de promoción y a la vez le exigen total trasparencia en los procedimientos para lograrlo, está obligado a “arañar las paredes”  ¿Pero y si no le exigen la trasparencia, o la exigencia es formal? Cualquier director de cualquier escuela puede lograr un 100% de promoción sólo exigiéndole lo mismo a los profesores y luego haciendo “el de la vista gorda”  en las pruebas. En fin, las puertas de la inmoralidad estaban abiertas. ¿Podemos decir categóricamente que el Director Municipal de Educación era un inmoral? No, por cuanto él no exigió el 100% de promoción a cualquier precio. El director de la escuela tampoco puede ser acusado si compromete a sus profesores a obtener tales resultados. Los profesores saben qué hacer, y el día antes de cada prueba repasan los objetivos priorizados que, “casualmente”, coinciden con las preguntas del examen. Los muchachos, incluidos los “deficientes”, aprueban sin dificultad y la escuela obtiene el anhelado y exigido 100%. Se “demuestra”, así, que el sistema de escuelas en el campo es superior a cualquier otro.

Hagamos ahora un aparte para demostrar que, efectivamente, el sistema docente-educativo de las nuevas escuelas, tal y como fue concebido, era superior al de cualquier escuela tradicional. En las ESBEC y en los IPUEC los estudiantes tienen programado el tiempo para que lo aprovechen al máximo en pos de los objetivos establecidos. El trabajo en el campo, además de pulir voluntades, desarraiga la pusilanimidad respecto al trabajo manual no potencializado y cada egresado adquiere, para toda su vida, consciencia de productor. Cada alumno es observado minuto a minuto durante todo el curso por uno o más educadores, que constantemente tratan de influir en su concepción del mundo y en su conducta. Aprenden también, en las organizaciones correspondientes, a establecerse objetivos y a coordinar esfuerzos  para lograrlos. El estudiante interno tiene que lidiar con caracteres, temperamentos y personalidades diferentes a la de él y aprende a buscar y encontrar el equilibri su propia conducta social.  El  El adolescente que vive entre adolescentes lo es menos. En las ESBEC e IPUEC la adolescencia se transita con mucho menos traumas propios de la .

Condicionar el éxito del del nuevo sistema al % de promoción fue una idea absurdamente simplificadora, porque las ganancias en otros muchos aspectos eran más importantes. SiSi  el director que escogimos como ejemplo se hubiera defendido con este argumento, la historia fuera otra. Pero no lo hizo, ni él ni otros muchos. El  camino del fraude era menos escabroso, más fácil de transitar que la implantación a largo plazo de una pedagogía sin dudas revolucionaria, pero cuyos frutos no podían ser tan evidentes y espectaculares como ese de obtener, de golpe y porrazo, un 100% de promoción.

El profesor que repasa los objetivos en  en una clase, o en varias, antes de la prueba, hace bien, porque además de reforzar conocimientos enseña a sus alumnos a diferenciar lo importante de lo complementario. El que hace coincidir los objetivos con preguntas del examen comete fraude. El primero busca solidez en los conocimientos de todos, el segundo busca que todos aprueben. Al primero es difícil medirle la calidad profesional, por cuanto ella se reflejará a muy largo plazo en la calidad Quién profesional de sus alumnos cuando ya no lo sean. Al segundo se le mide de un vistazo poniendo el dedo superficial en el % de promoción. Todo el sistema de dirección del profesor hacia arriba puede justificar la indolencia con miles de argumentos. El profesor sabe que cometió fraude, y aunque lo premien por su excelente promoción, no podrá nunca enfrentar emocionado los poemas de Almafuerte, ni llorar de felicidad, íntimamente, por su realización como persona y como educador. Los alumnos, mientras tanto, “aprenden”. 

Cada vez que un funcionario de Educación, o del Partido, o del Gobierno, para demostrar la eficacia de su gestión exigía el máximo de aprobados a su territorio, sin crear las condiciones para garantizar la transparencia en el procedimiento, estaba multiplicando por miles, por cientos de miles, una conducta infame: la doble moral.

EN TORNO AL TÉRMINO MODELO
Por: Julio C. González Laureiro


El Hospital, Circulares 3 y 4 y al fondo el Comedor
Las obras del Presidio Modelo, iniciadas en 1925, completaron —en cierto modo— la vieja aspiración de los cubanos de reformar el archipiélago carcelario. En 1932, fecha en que se interrumpen las labores en el "reformatorio", se han completado cien años del discurso de Saco en torno a la vagancia, que llama la atención sobre numerosos males y el estado de las prisiones cubanas: Examinar sus defectos, descubrir el origen de tantos vicios y delitos como se aprenden y cometen en ellas, y proponer su reforma, son —a decir del autor— puntos que deben tratarse en una memoria... La obra, que anuncia el programa propuesto por la  Sociedad Patriótica de la Habana a fin de mejorar las cárceles, se adelanta al proyecto ejecutado por Tacón un lustro más tarde: la cárcel nueva, construida entre la puerta de la Punta y el arrabal llamado de San Lázaro, anuncia el interés de la colonia por renovar los encierros cubanos.
El Atlas carcelario... de Ramón de la Sagra y la Descripción de los más célebres establecimientos... realizada por Marcial Antonio López, evidencian que España, durante el siglo antepasado, está al tanto de todo cuanto ocurre en materia de arquitectura carcelaria: la construcción de la cárcel de Madrid y los Presidios de Valladolid y de Barcelona, a los cuales llamaría modelo y consideraría modernos para su época, coexiste con la aceptación de las tipologías radiales y panópticas, [escelentes] (sic) y [admisibles] no solo para las prisiones...
Las denominaciones de penitenciaría, cárcel modelo, reformatorio y reclusorio, que irán apareciendo en el discurso reformista cubano, demuestran el conocimiento del cambio exterior y redundan en la necesidad del cambio interno; son, a todas luces, expresión de la toma de conciencia del nuevo fin atribuido a las prisiones, y no un modismo impuesto por el contacto obligado con los reglamentos y reformas de otros países... y en otros países.
La reforma de la prisión cubana, signada por el elemento arquitectónico, se plantea como crítica al pasado y búsqueda de un modelo distinguido por varias intenciones: una arquitectura singular, una disciplina ajustada a ciertas normas científicas y un interés experimental de considerables proporciones. Modelo –a decir de Romero Menéndez– es el sistema que Bentham bautiza con el nombre de panóptico, lo cual, numerosos autores, aplican a todas las prisiones construidas bajo los principios diseñados durante el siglo XVIII.[1] Alcover Beltrán, por su parte, entiende que el término modelo –entre otros puntos– nos remite a los sistemas disciplinarios o "penitenciarios" decimonónicos. Asimismo, se pueden entender como modelo las cárceles y prisiones que pretenden erigirse como paradigma, lo cual permite hacer un paralelo entre todas las instituciones construidas a propósito.[2]
La idea de la prisión modelo, entendida como edificio tipo, fue incorporada al debate nacional a fines del pasado siglo. En Civil Report of General Wood, conocida obra del procónsul, se asienta que Cuba necesita de un presidio moderno para los condenados a prisión por largo tiempo, el cual debería construirse cercano de la Habana y (...) con arreglo a los modelos de la época.
Fondo del edificio principal
Aquella aspiración, heredada por la República, condujo a la "conversión" del Castillo del Príncipe en una "cárcel modelo", a donde fue trasladado el Presidio General durante el Gobierno de Estrada Palma: la nueva institución, duramente criticada, evidencia el fracaso del esfuerzo reformista y la pertinencia de la prisión modélica, que en 1910 intentó emplazarse en las proximidades de la fortaleza.[3] Pero el terreno destinado á cárcel, al borde del cual se colocó la primera piedra no es apropiado para el propósito de construir un establecimiento penal adaptado á las exigencias de la ciencia y de la población creciente de la Habana. Por el momento, teniendo en cuenta aquella situación y el poco agrado con que la opinión acogió la noticia, se piensa trasladarlo a la periferia: pero parece –dice un documento de la época– que no pudieron ponerse de acuerdo en cuanto al lugar de su emplazamiento, no obstante haberse adquirido (...) una parcela. Ese mismo año, en la Octava Conferencia de Beneficencia y Corrección, celebrada en Sagua la Grande, Alcover presenta un "prototipo" y sus ideas sobre el cambio de la cárcel: Por el éxito que se alcanzara –apunta su conferencia– podría el Estado (...) continuar la obra reformadora, construyendo en las demás poblaciones de la Isla nuevos edificios de acuerdo con el tipo adoptado por Sagua, ó mejorándolo. La propuesta, relacionada con el decreto que autoriza la construcción de la cárcel modelo, se adelanta a las bases que elabora Ortiz, quien termina por poner en jaque el uso de aquel término:
Entiendo, ante todo, que al llamarse 'Cárcel Modelo' á la proyectada, no ha querido decirse que hay que llamar oficialmente así al establecimiento (...) porque sería ridículo ese apelativo, dados los escasos elementos con que podemos contar nosotros para una obra penitenciaria y porque no hay razón alguna que aconseje esa denominación fanfarrona, desprovista de todo sentido judicial y administrativo.
A pesar de que la propuesta de Fernando Ortiz adolece de carácter oficial por formar parte de una ponencia, desde 1911 hasta 1925 el término no vuelve a utilizarse abiertamente. Su "abolición", a juicio nuestro, constituye una aceptación de la sugerencia que se cita, pero en modo alguno un cambio del proyecto reformista. En algunas de las fuentes consultadas -relacionadas con el asunto– se sigue advirtiendo la intención de que la primera prisión que se construya en el país sirva de punto de partida, o de modelo, para el resto de las instituciones que se erijan en la Isla: Con el sistema que se adopte previas reparaciones y construcciones de los edificios apropiados, se establecerían las nuevas penitenciarias en la Habana, Matanzas, Pinar del Río, Santa Clara, Camagüey y Oriente.
Aunque ninguno de los documentos consultados sugiere que se haya pensado en el término modelo para denominar los proyectos relacionados, es posible que Fernando Ortiz tuviera informes de aquel propósito, que se completa, o pone en práctica, desde los días en que se emplaza el Campamento que serviría para la construcción de una prisión en Isla de Pinos; la "nueva" idea, según los testimonios disponibles, había comenzado a gestarse tras los comicios generales realizados en 1924, cuando Gerardo Machado y Morales, electo presidente, designa a Zayas Bazán para ocupar la cartera de Gobernación en el nuevo Gabinete.[4]
El desconocimiento de los antecedentes que se citan y la muerte en el lugar de cientos de reclusos hasta los años treinta, pudo influir notablemente en la interpretación del término modelo por la historiografía más contemporánea. Varias obras, desconociendo el interés por el diseño arquitectónico o la implantación de un orden, circunscriben la denominación modelo al funcionamiento de la institución penitenciaria: Más que un Código Penal perfecto –dirá Fernández Pla en la década del 30– hacen falta prisiones modelos donde el hombre trabaje al hombre reformándolo, corrigiéndolo, readaptándolo al ambiente social de donde fue irradiado por su delito. El propio Zayas Bazán, padre teórico de la "penitenciaría", no escapa a las múltiples formas que asume el término: Erigimos un presidio modelo, no sólo desde el punto de vista arquitectónico.

Esta nueva relación, que combina el término modelo con la realidad intracarcelaria, fue utilizada –con cierta profusión– por algunos escritores postmachadistas: las frases antro modelo y mal llamado Presidio Modelo, acuñadas en escritos muy cercanos a los acontecimientos revolucionarios de la década del treinta, "refrendan" esa relación y expresan su oposición a la institución penitenciaria. Los nombres de Pablo de la Torriente Brau, Navarro Luna y Chelala aparecen firmando aquellos textos, dictados por el horror que vivieron en la prisión o les fue contado por sus protagonistas.
De igual modo, sin someter a crítica las narraciones y testimonios de la época, los medios e investigadores más contemporáneos se han apropiado de aquellas frases o han vuelto a escribirlas. La idea del mal llamado Presidio Modelo no parece suficiente a lo que quiere decirse en nuestros días: siempre mal llamado Presidio Modelo o bautizado irónicamente con el nombre de Presidio Modelo son frases de más reciente factura. Se da el caso, entre los que más se adentran en el asunto, en que se llega a cuestionar abiertamente el término.
Ciertamente, el de Presidio Modelo es un término controvertido, pero no en el sentido en que se ha expuesto. La denominación fusiona dos conceptos de distinto origen y de momentos distintos, que expresan –por separado– unos propósitos que debieron diferir bastante en las épocas en que se acuñan.
Es cierto, por las deficiencias que subsisten en el archipiélago carcelario cubano durante toda la república, que podríamos no estar de acuerdo con la propuesta recogida en una Memoria del Presidio..., a fin de que su denominación se sustituya, pero es justo reconocer, como deja entrever el documento, que lo que se ha hecho hasta esa época es dar continuidad a un término que impuso la metrópolis.[5]
Si nos remitimos al proyecto de reforma penitencaria elaborado por Ortiz en 1911, veremos que el término modelo es un concepto diluido en innumerables instituciones[6] y que el presidio y la cárcel están claramente separados: el presidio, urbano o rural, como Ortiz lo concibe, está destinado al grupo de criminales de temibilidad máxima, formado por la minoría, siendo la cárcel para los presos corregibles.
De todo aquel proyecto, realizado en tiempos en que muchos aspectos del problema criminológico están fuera de nuestro alcance, trascienden el nombre de la institución[7] y las bases para Cárcel Correccional y Cárcel Preventiva de La Habana,[8] que por estar en la Capital del país incluye la Cárcel Nacional para Mujeres. Se trataba, de ese modo, de extender el radio de acción todo lo posible, a fin de establecer para el futuro las líneas generales (...) de reforma.
A pesar de la intención que alienta en Ortiz al momento de redactar "su" ponencia, los proyectos modelos,[9] elaborados desde aquella fecha, están destinados a servir como cárceles de provincia: el Presidio Modelo, no obstante rebasar la función de cárcel en lo que se refiere al término de las condenas, aparece bajo esa denominación en el proyecto de reforma elaborado en 1928.
Un hecho que prueba la condición de modelo de la prisión de Isla de Pinos, según la entiende este trabajo, aparece en una comunicación de la Secretaría de Gobernación fechada en 1934, que resuelve que el Dr. Israel Castellanos (...) se traslade a ese Presidio en unión del arquitecto Sr. Dionisio Blasco, quien va comisionado para tomar cuantas medidas estime [necesarias] de las circulares y demás departamentos del mismo a fin de que le sirvan de base para la construcción de la Cárcel de Santiago de Cuba.
Vista frontal del Edificio principal
No existe, o no ha sido encontrado hasta el momento, documento que haga constar las causas por las cuales no se materializó la construcción de aquella cárcel, entre las que debió listar la decisión de refundir en Presidio el resto de las instituciones carcelarias cubanas, que mantuvo su vigencia tras la puesta en vigor el Código de Defensa Social en 1938[10] y tras el triunfo de la revolución cubana en enero de 1959.[11]
La reforma de que fue objeto la prisión cubana entre 1925 y 1938, incide, en general, en un solo aspecto: la arquitectura, y en una sola institución: el Presidio, y no constituye una reforma del sistema penitenciario cubano, lo cual no desdice de la intención modélica del antro pinero, que más allá de su funcionamiento interno, fue, o pretendió ser, una prisión modelo.


[1] Entre otras prisiones conocidas en Cuba, construidas durante el siglo antepasado bajo estos principios, pueden citarse las prisiones radiales de Madrid y la de Barcelona y la penitenciaría de Lima.
[2] Pedro Fraile, de la Universidad de Lérida, ha realizado –recientemente– un paralelo entre la cárcel modelo de Barcelona y la Prison du Pied du Courant de Montreal.
[3] Este nuevo esfuerzo, que no pasaría de la primera piedra, está relacionado con un decreto fechado el 30 de junio de ese año, que autoriza la construcción de una cárcel modelo en la capital de la Isla.
[4] A decir del artículo 132 de la Ley del Poder Ejecutivo, puesta en vigor en 1909, el ministro de Gobernación tendrá a su cargo la inspección de los edificios-prisiones, lo cual lo obliga a dictar reglamentos y disposiciones para la buena administración y disciplina de aquellos establecimientos, así como circulares y órdenes que deberán observar los alcaides y el jefe del Presidio.
[5] Vale citar, en tal sentido, el cambio nominalista que sufrirá la institución a fines de los años treinta.
[6] Un presidio, una penitenciaría, seis cárceles correccionales y seis cárceles para malvivientes.
[7] La denominación, que resurgirá después de quince años, tiene su origen en los decretos de 30 de junio de 1910 y 13 de febrero de 1911, y puede guardar relación con el ascenso al poder de Gerardo Machado en 1925, quien había firmado, como Secretario de Gobernación, el último de aquellos decretos.
[8] En contraposición con el término de Cárcel Modelo, Ortiz propone que la cárcel proyectada se denomine Cárcel preventiva y correcional de la Hababana.
[9] Ver la conferencia de Alcover Beltrán, las ponencias de Enrique Martínez y los Informes... de la Inspección General de Cárceles y Presidios.
[10] Según evidencian numerosos documentos, después de 1938 siguieron llegando al Presidio o Reclusorio Nacional para Hombres, numeros reclusos condenados a penas inferiores a las que establece el Código vigente para la institución pinera, lo cual se relaciona a la superpoblación de las cárceles donde aquellos debían cumplir condena.
[11] La superpoblación de las prisiones después del triunfo revolucionaro, impuso la Resolución 3451 de 25 de julio de 1959, por medio de la cual se conducen al Presidio a numerosos presos sancionados a penas de cárceles.

Arte e ideología: ¿otra vez el Hombre Nuevo?

Por Enrique Oscar González González
 
En abril de 2012, en el lobby del cine Chaplin en Ciudad de La Habana, por iniciativa y con el mecenazgo y el apoyo decisivo de Fernando Pérez (sí, ese mismo, el de Suite Havana), se presentó al exposición fotográfica de Jaime Prendes, denominada “El Hombre Nuevo”. Esta muestra también se expuso en la Galería “Marta Machado” de Nueva Gerona, Isla de Pinos en los primeros días de junio de 2012.

La obra de Jaime Prendes cuestiona los mitos vinculados a La Utopía y, de ese modo, pone en el centro del debate (el dedo en la llaga) el polémico tema, casi un tabú en los estudios estéticos cubanos recientes, de la relación entre arte e ideología.

Permítanme –los lectores– una aparente desviación de este tema principal: el problema –verdad de Pero Grullo– es que en las sociedades humanas no existe un solo modelo del mundo, sino varios. Y en cuanto al ejercicio del poder, que es un tema profundamente ideológico, existen tres modelos del mundo que podrían “iluminar” nuestro debate: el modelo de los políticos, estrechamente vinculado al instrumento ideología; el modelo de los científicos, que supuestamente buscan alcanzar “la verdad científica” –objetiva, además–, sin ningún tipo de prejuicios –una falacia, como demostró T. S. Khun en la década de los 60s del siglo pasado– y el modelo de los artistas –aquí incluyo a todos los creadores, entre ellos a los escritores–.

Entonces la realidad es vista –observada– a través de tres prismas diferentes por estas comunidades: políticos, científicos y artistas.

Si de ideología hablamos y eludiendo el concepto de Marx sobre “la falsa conciencia”, para evitar precipitarnos en un berenjenal epistemológico del que sería imposible salir; entonces, hay  que decir –sin tapujos– que la ideología es el principal instrumento para mantener el poder –político–, no importa el diapasón desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda de cualquier sociedad, estado-nación.

Los investigadores europeos en los últimos 20 años han gastado un arsenal de balas heurísticas, antropológicas, sociológicas y psicosociales y hasta modelos neuronales, aplicados a la realidad social, para intentar comprender  como la Unión Soviética y las “democracias” de Europa del Este se desmoronaron como castillos de naipes. En estas investigaciones se destacan los cientistas sociales de la ciudad de Krakovia –Polonia– con Spinkiviezh y sus seguidores. Ellos han hallado importantes evidencias del vínculo entre arte e ideología y el papel de oráculo que ejerce el arte bajo determinadas condiciones.

Alguien, suspicaz, cuestionará mi discurso y preguntará: ¿y eso que tiene que ver con la exposición de Jaime Prendes?

Respondo: Mucho, porque Jaime Prendes, con una visión artística de gran profundidad antropológica, ofrece evidencia fáctica –los científicos dirían: objetivas–, que cuestionan los mitos del discurso ideológico, o lo que los investigadores húngaros –con Tadeuzs, a la cabeza–, de la era postsoviética denominan el Meta Texto Ideológico Dominante –MTID–.

Jaime Prendes logra su objetivo de complejizar algunas de las verdades absolutas del Meta Texto Ideológico Dominante porque su audacia, suspicacia, sabiduría y talento creativo actúan como una máquina cultural no trivial [Beatriz Sarlo acuñó este termino] que “produce” una alta cantidad de información –recordar a Shannon y Weaber–, porque la máquina cultural no trivial de Jaime Prendes no repite patrones y clichés invariantes, sino que escudriña la realidad, “se apropia” de la misma, y nos descubre facetas que están ahí, pero que son invisibles para otros modelos y cosmovisiones que se conducen como máquinas culturales triviales.

Otro approach –abordaje– para comprender el profundo impacto, en la comunidad intelectual, de la exposición de Prendes, sería acercarnos  a la semiótica y la semiología de la Escuela –universidad– de Tartu, a los resultados de las investigaciones de su líder –y pupilos–, Yuri Lotman.

El célebre “inventor” de la semiótica, al estudiar los textos literarios  y artísticos de todo tipo, demostró que la “sustancia” del texto está formada por dos componentes: la primera invariante, poco informativa, se podría denominar “la componente ortodoxa” y la segunda componente, muy informativa, se llamaría: “la componente hereje”. Sin ánimo de cansar o de confundir a los no matemáticos:

      H [texto] = H [ortodoxa] + H [hereje].

El Meta Texto Ideológico Dominante (entiéndase discurso ideológico) es un sistema por cierto, opaco y que está por encima  de sus creadores y gestores, es autónomo en su totalidad, omnipresencia  y omnicontrol, pero como todos los sistemas complejos que pretender perdurar, se resiste al cambio; en otras palabras, la ideología, en calidad de instrumento del poder, presenta una gran proporción de “componente ortodoxa” y una muy pequeña “componente hereje”.

La obra de Jaime Prendes [expo fotográfica “El Hombre Nuevo”] como producto de un artista auténtico, audaz, arriesgado y valiente, tiene una “componente ortodoxa” cuasi nula  y una gran “componente hereje”.

Hay una gran paradoja en todo este debate: los sistemas complejos que logran sobrevivir y perdurar son los que admiten los cambios  y modificaciones en las cosmovisiones del mundo; en fin, los que se acercan, cada vez más, a la realidad.

De manera que, el “cosmos” descubierto por Jaime Prendes, por paradójico que pareciese, insufla vitalidad al discurso ideológico y le da la posibilidad de sobrevivir.

 
Nueva Gerona, 9 am, del miércoles 15 de agosto, de 2012

LA ISLA DE LA JUVENTUD EN VERSOS
Por Omar Felipe Mauri Sierra



El reto de trazar un mapa poético de la Isla de la Juventud, mereció el Premio de ensayo en el concurso literario Premio de la Ciudad de Nueva Gerona (2005). Hoy ese reto es un libro: La coordenada perfecta, de José Antonio Taboada (Ediciones El Abra, 2011).
La expresión poética que produjo el proceso de formación y desarrollo de la nacionalidad en la segunda isla de nuestro archipiélago, con particularidades sociales, históricas y culturales muy originales, provocan muchas e interesantes interrogantes: ¿existe una identidad pinera? ¿Cómo responde la poesía y sus dos siglos de evolución a esta incógnita?A través de los grandes momentos de la historia pinera se explica, sino toda, buena parte de su poesía: desde la visión romántica del pirata o el rufián ennoblecidos por su desprecio a la sociedad y su amor a la soledad y la naturaleza salvaje, pasando por el tardío empeño colonizador de España (1830) que llevó a la ínsula criollos conscientes de su estirpe y maduros en el proceso de formación de la nacionalidad por su apego a la independencia; hasta la extraordinaria fragua cultural que produjo la avalancha de jóvenes cubanos y extranjeros de más de veinte países (especialmente entre 1976-1990) que dejaron su impronta, sobre todo, en la visión cosmopolita que siempre ha caracterizado a esta tierra. 
José A. Taboada (Nueva Gerona, 1968), poeta y ensayista, recoge abundantes muestras de autores y poemas escritos o referidos a la Isla de Pinos, desde los albores del siglo XIX hasta nuestros días. Registra con precisión formas poéticas menos conocidas  (por ejemplo, la poesía escrita en los muros del presidio o las letras de algunos sucu-sucos), demostrando su visión integradora y acuciosa, que podría extender además, a las que pudiera hallarse en el ámbito religioso, escolar, la dedicada a niños y jóvenes, la del folclor marinero y el verso improvisado, entre otras.
Si bien el autor no se apresura a dar conclusiones, sí nos demuestra con creces que la poesía –esa dama de la subjetividad más profunda—, en el caso de la Isla nace de una relación muy íntima con la naturaleza y el medio social, y ha participado siempre de sus movimientos y contiendas más perentorias.Ninguno de los autores (pineros o no) citados aquí vivió o llegó a la Isla para exiliarse o aislarse del mundo. Por el contrario, vinieron a protagonizar y participar en la construcción de un proyecto social que los guió con fuerza épica. De ahí nació una expresión poética con la marca indeleble de las contingencias colectivas, en constante transformación, movilizada y en tensión por sus propias urgencias: una poesía propia signada visiblemente por esa dinámica.Son estas algunas claves de lo pinero: no lo estático y definitivo; sino su energía y permanente evolución. La coordenada perfecta, título que José A. Taboada toma de los versos del desaparecido poeta Paco Mir, tiene el mérito de hacer la lectura de cada instante de cambio. Su condición de isla la distingue, no solo geográfica sino social e históricamente.La poesía en la Isla vive con una intensidad sin igual la historia de su pueblo: su unidad es un paradigma dentro de la cultura cubana. Porque si bien es imposible sustraer el discurso poético pionero del contexto cubano, tampoco es posible ignorar su intenso poderoso fluir caribeño, —ese mare nostrum donde un año equivale a un siglo y lo más permanente es el camino, el tránsito perpetuo.

  MARTÍ MÁS ALLÁ DE LA CÁSCARA
Por Julio César Sánchez Guerra

Todavía Martí no es todo Martí; es preciso ahondar en las zonas más calladas de su ideario y recomponer los fragmentos de su unidad. Ya sabemos que es el político sagaz, el de la frase breve y contundente, pero sería un error limitarnos a la cita fácil que sustituya nuestra energía por comprenderlo, y por ser hijos de nuestro propio tiempo.
A Martí hay que bajarlo de las estatuas, de rincones y de pensamientos colgados en la pared; es necesario colocarlo en su condición de hombre sincero, arte entre las artes, monte entre los montes…poeta, hombre, taíta y niño que viene de todas partes para devolverle al mundo su memoria.
Lo primero que nos sobrecoge en Martí, son sus visiones proféticas; parece que el sabe lo que va a pasar con su vida y con el curso de la historia, su poesía y misticismo penetran las páginas que escribe, en una prisión, en un barco, o en la hora en que la madrugada es una mujer adulta.
Ante la vida misma asume una comunión que nos recuerda una porción del budismo, aquel que ve en la vida un milagro de la naturaleza que no puede ser destruida.
No es partidario de la pena de muerte, ni de matar un pájaro, ni de arrancar el árbol, ni de aplastar a la mosca intrusa. Se entiende mejor por qué ante las puertas de la guerra escribe: Espanta la misión de echar los hombres contra los hombres.
Es cristiano, budista, estoico y masón, pero su religión  no está en los templos sino en salvar al que va a ahogarse. Asume el dolor, el sufrimiento como un camino de crecimiento espiritual y redención humana.
Cree que el golpe dado en la mejilla del otro es también contra su propia mejilla, y de su optimismo radical, siempre nacerán, entre espinas, flores. Por eso Martí es un poeta al servicio de la política, pero no de cualquier política sino de aquella que se convierta en el arte de hacer felices a los hombres.
Martí dejó varias páginas escritas al tema de la muerte, a quien llamó,  la madre invisible. Entre la muerte y la vida se cruza el misterio de lo humano con hondas connotaciones éticas; es eso lo que intenta explicarles a los niños en La Edad de Oro.
Martí cree en la vida después de la muerte; “el alma post- existe” y viene de las regiones de otras vidas; ante  la muerte pide convertirse en sauce o en una flor nueva; y nos aclara en versos  sencillos que él, dos veces, vio el alma.
En todo lo que estudia y abarca nos solo nos deja información sino sobre todo formación liberadora. Por eso nadie puede asombrarse si comprueba que las advertencias  de los peligros que veía en la idea socialista, están relacionados con las causas que finalmente derrumbaron al socialismo: El dogma y el oportunismo.
La República por la que lucha: Con todos y para el bien de todos, nunca podrá ser una consigna, sino el más grande desafío de una República moral para salvar al hombre, y al mismo tiempo, la permanente utopía de asumir la patria como agonía y deber.
Para Martí es preciso salvar la Patria y la persona;  la justicia pero también la belleza, al cubano y al español, es radical y armonioso, y su tremenda dialéctica la guarda en frase del ensayo Nuestra América: el genio de la moderación.
Hay algo de Jesús y de Sócrates en Martí; es el Boditsava, santo que nos da sabiduría, y soldado que no rehúye la cólera maravillosa para echar a los mercaderes del templo…Al final de cada combate nos pide ser buenos como único modo de ser dichosos, y sabe que la cultura, es la fuente de la libertad.
A Martí no  se le puede encerrar en filosofías o corrientes; eso lo entendió el poeta Lezama Lima cuando advirtió que Martí es el único entre nosotros en habitar la casa del Alibi,  allí donde yo es el otro y la vida del “hombre sincero” se convierte, en un misterio que nos acompaña.
Ese hombre que buscamos no está en la pared mezquina de los conformismos, ni en la indiferencia, ni en el miedo a crear, está en el amor que ve, en la semilla, en el más allá de la cáscara.

PALABRAS DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO MAÑANA SERÉ ARBOL DE JORGE LUIS GARCÉS EN LA XXI FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE LA HABANA

UN POETA QUE ANDUVO DEL LADO DEL SOL

Buenas tardes,



Hoy es 14 de febrero, Día de San Valentín y que mejor regalo para la literatura de nuestra pequeña isla que el libro de Jorge Luis Garcés Guerra, “Mañana seré árbol”, publicado por la Editorial Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau; un libro que viene a confirmar, a través de 16 testimonios, la verdadera dimensión de Francisco “Paco” Mir Mulet, un poeta que la literatura pinera le debe, no solo versos, sino su papel movilizador y aglutinador de toda una generación de escritores, poetas, trovadores y artistas plásticos; un poeta que a mi juicio, ha sido olvidado muchas veces por críticos y antologadores de turno.

Mañana seré árbol”, es el título de uno de los poemas más emblemáticos de Paco Mir, nacido el 9 de mayo de 1953, en Banes, provincia de Holguín. Poeta que llegó a la Isla de los Pinos en 1973 y años después confesó que desde el primer momento se sintió atrapado por el color de la flora, la fauna típica, la belleza de sus playas y sobre todo por los atardeceres rojos que se suceden en el oeste pinero, una especie de magia con fuego sobre los Indios, ¡es imposible resistirse a tanta belleza!

Son muy pocos los poetas que se han resistido a caer en la trampa del bucolismo; desde el descubrimiento por Cristóbal Colón el 13 de junio de 1494; los viajes continuos de famosos piratas Hawking, Drake, Baskerville; la fundación de la Colonia Reina Amalia y su capital Nueva Gerona el 17 de diciembre de 1830 hasta la actualidad, centenares de poetas le han cantado a la naturaleza pinera de una manera u otra, siendo Paco Mir el punto más alto, así lo confirman “Proyecto de olvido y esperanza”, 1981; “Las hojas clínicas”, 1984; “Pianista en el restaurant”, 1990; “Sinfonía fantástica”, 1994 y “Un pájaro verde y solo”, 1998; estos libros son una verdadera muestra de lo mucho que puede influir el entorno en la vida y la obra de un poeta.

Aunque se puede decir que Paco Mir vivió poco tiempo en la ciudad de Nueva Gerona, no fue tanto la ciudad la que lo inspiraba, sino su pequeño poblado al suroeste de la Isla, separado de la ciudad cabecera por unos 32 kilómetros y que significativamente lleva por nombre La Victoria. Es precisamente en esa zona donde los paisajes son más hermosos, las elevaciones más altas, a lo lejos el mar, el olor a pino criollo y sobre todo contemplar las bandadas de cotorras en las mañanas y en la tarde por encima del poblado. Paco Mir tuvo la suerte de vivir esos momentos y reflejarlos en su poesía.

Su enfermedad no impidió que creara constantemente, es un poeta de fuerte acento testimonial, que vivió sin lujurias, con sus preocupaciones y limitaciones, supo ser él mismo sin hacerle daño al otro, nunca lamentó a sus enemigos, pues ¿para qué? ¿serán amigos aquellos que una naturaleza como la de él, es interiormente en ellos una acusación indefinible?

Paco Mir supo crecerse, fue capaz de elaborar cualidades y satisfacer los más altos pedidos del espíritu, los ideales supremos, éticos y estéticos; evidentemente, Paco limpió dentro de sí lo horrendo del desamparo, sintió el problema del otro, por eso anduvo del lado del sol y encontró la libertad. Sacrificó su yo en aras del nosotros, pero no lo olvidó, pues sabía que él era una individualidad.

Siempre fue cosmopolita, un evangelio y un altruista apasionado, porque todas sus palabras comenzaban con C de corazón, aunque muchas veces la historia descubre que algunos comenzaban sus palabras con c, pero de cinismo. Por eso Paco buscó dentro de sí las cosas sanas que hicieron su yo y aprendió en consonancia a reconocer y derribar con convencimiento los tabúes. De esta manera, el poeta trasciende, no pasa inadvertido. Paco Mir amó el precio, no por las ventajas, sino por el aprecio que solo la verdad induce a la luz.

Jorge Luis Garcés Guerra, el autor de “Mañana seré árbol”, es un poeta que nació en 1963 en Santa Cruz del Sur, Camagüey, al igual que muchos, un buen día carenó sus naves en esta Isla mágica, y aún hoy le ha sido imposible elevar anclas y partir.

Alguien acertadamente lo comparó con un cagüeiro, animalito que aparece y desaparece. En el monte o en la fronda urbana este poeta se hace invisible y cuando aparece viene cargado de versos atrevidos y mordaces, libres de toda atadura gramatical, así lo muestran sus libros “Vengo de ser un viajero” y “Dimensiones”.

Con “Mañana seré árbol”, Jorge Luis Garcés está reflejando fielmente a Paco Mir, lo que ayudará a comprender mejor su obra, a partir del conocimiento sobre las circunstancias reales en las cuales fueron escritas; este libro aclarará con mayor seguridad que cualquier sabio comentario.

Si en realidad Paco es árbol, “ese hermano que vive en la intemperie y disfruta del frío, de la lluvia, del sol mañanero que se tiende en sus ramas, de las estrelladas noches y el silencio de los campos. Si en realidad es una Ceiba, pues deberíamos escribirle un himno y cantárselo cada día en que visitamos su sombra”. Esa es una hermosa manera de mantenerlo vivo.



Muchas Gracias.

José A. Taboada del Toro

febrero-12 de 2012 en Gerona la nueva.



Martí y la Nueva Universidad Cubana

Por: JOSÉ A. QUINTANA

¿Por qué invocamos a Martí hoy, a más de 115 años de su desaparición física aquel fatídico 19 de mayo en Dos Ríos? A algunos puede parecerse una letanía similar a la de los cristianos cuando, en situaciones complejas de la vida, convocan a Jesús, o a la de los musulmanes cuando requieren de la ayuda de Mahoma.

¿Qué es Martí? ¿El profeta de la religión de los martianos? Puede ser que para algunos tenga esa connotación. Pero yo pienso que Martí es mucho más que eso. No es una idiosincrasia, porque es demasiado abarcador en tiempo, espacio y contenido. ¿Acaso una ideología? Martí proclamó y practicó la pluralidad ideológica, aunque con una intención totalmente transparente: “Con todos y para el bien de todos”. Cierto, con todos (pluralidad ideológica), pero no para cualquier cosa, sino para el bien de todos. Caben todos, pero no todo, como pretenden hoy algunos de otros lares y hasta de este. Por lo tanto, Martí sobrepasa el concepto de ideología, tanto desde el punto de vista epistemológico, es decir, en su manera de concebir la verdad (o de aceptar sin prejuicios la verdad del otro), como desde el punto de vista sociológico, es decir respecto a los intereses de los que luchan por el bien de todos. Martí es más que una ideología, es una cultura.

El concepto de cultura que suscribo es el siguiente: “es una memoria colectiva que contiene los datos esenciales relativos a la propia estructura de la nación, al ambiente donde está establecida y a las pautas de conducta necesarias para regir las relaciones entre sus integrantes y entre esta y el ambiente” ( Luis Britto García, El imperio contracultural: del rock a la postmodernidad) y las demás naciones, ya sean amistosas u hostiles a la nación en cuestión. Su función es preservar la estabilidad estructural sin la cual la nación perdería su identidad y pudiera ser destruida.

Ahora bien, si la cultura que mantiene la identidad del grupo no es capaz de auto modificarse para incorporar nueva información, que produce ella misma, o que produce otro grupo amistoso u hostil, corre el riesgo de desestabilizarse y autodestruirse (Ver discurso de Fidel en el Aula Magna de la Universidad de La Habana).

Los elementos claves en el núcleo duro de la cultura martiana son los siguientes:

1. La independencia nacional a cualquier precio.(Patria o muerte)
2. La justicia social a cualquier precio (“…para el bien de todos” o nuestro actual Socialismo o muerte.
3. La lucha permanente por la plenitud de la dignidad humana)
4. La solidaridad internacional (Patria es humanidad)
5. El derecho de todos a participar en la preservación del grupo. (“Con todos…” La democracia real, no la participación en los asuntos sino la participación en la decisión de los asuntos).
6. El papel activo de Cuba en la arena internacional (para el equilibrio del mundo)
7. El latino americanismo en oposición al “América para los americanos” (Nuestra América es mejor que la América que no es nuestra. La lucha permanente por la integración latinoamericana para que no pase el gigante. “…en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”).
8. El conocimiento como condición ciudadana, como fundamento de la dignidad humana. (“Ser culto es el único modo de ser libre” La cultura del ser por encima de la cultura del tener. “Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro” “Ser bueno es el único modo de ser dichoso” El Hombre Nuevo).

La universidad cubana, para alcanzar la pertinencia, está obligada a producir conocimiento, pero también comportamiento.

La hostilidad del enemigo es de oficio, la defensa de nuestra integridad cultural tiene que ser de oficio. Pero el enemigo selecciona muy bien sus armas culturales para debilitar la nuestra. El postmodernismo lleva años haciendo estragos en nuestras filas. Incluso, hace poco escuché entre algunos de nuestros intelectuales mejor ranqueados una apología del pragmatismo. Sus estrategas en este campo de la lucha por la hegemonía no son tonticos mediocres, es una selección de selecciones. En esta pelea no se puede improvisar. Ellos no improvisan. Lo que están haciendo ahora se planeó en los Documentos de Santa Fe, va a hacer treinta años.

El comportamiento que debe producir la universidad tiene que estar al otro extremo de la doble moral. Las imposiciones, el autoritarismo, las actividades mediocres o de mentiritas, producen conductas aparentes, es decir, doble moral. La batalla de ideas tiene que fundamentarse en el conocimiento profundo de cada asunto que se enfrente. La cultura martiana nos sirve, pero tiene que conocerse a profundidad y tenemos que ser genuinos en su uso. No la frase fuera de contexto, sino el espíritu y la pasión que dio origen a la frase.

Es cierto que Gramsci habló de la hegemonía ideológica que debe alcanzarse, a través de un proceso pedagógico, para garantizar la estabilidad y continuidad de la revolución (ver concepto de Revolución de Fidel), pero ya José de Luz y Caballero había advertido: “Tengamos el magisterio y Cuba será nuestra”. Tenemos el magisterio, pero el enemigo nos puede “trabajar a los maestros”, o nosotros considerar maestros a pedagogos de mentiritas, y nos quitan a Cuba. “Instruir puede cualquiera, pero educar, solo quien sea un evangelio vivo”. Ser un evangelio vivo implica una voluntad y una conducta en extremo digna, pero también un proceso azaroso de adquisición de conocimiento de una cultura construida sobre los cimientos de la cultura martiana.

Este es, en mi opinión, el papel de Martí en la Nueva Universidad Cubana.

Resumen de la conferencia impartida por el autor el 26 de noviembre de 2010 en el seno de la Comisión de Historia en la Isla de la Juventud.


ANTROPOLOGÍA Y VIDA

Por: ENRIQUE GONZÁLEZ GONZÁLEZ

En el número 32 de la serie “La Fuente Viva”, que publica el sello editorial de la Fundación “Fernando Ortíz”, en el 2009, apareció el libro “Hacia una Antropología Urbana en Cuba” del autor Avelino Couceiro Rodríguez, texto que previamente había merecido Mención en el Premio Nacional de Ensayo 2000 y Premio Anual de Investigación en el Centro “Juan Marinello” (2006).
El autor decodifica, empleando las técnicas y métodos de la antropología; los modos, hábitos y conductas de “las gentes del Vedado”. Se trata, pues, del estudio antropológico, en su sentido más amplio de la comunidad o más bien, del espectro de disímiles comunidades que hoy se denomina Municipio Plaza de la Revolución.
Al leer el texto, advertimos que sin el empleo de la antropología urbana nunca podríamos comprender “fenómenos”, conductas, hábitos, comportamientos, intercambios, creencias, religiosidades, sin el aporte de esta ciencia humana. El estudio comprende también la historia de dicha localidad.
El autor aborda temas actuales, que no son discutidos en la mayoría inmensa de la literatura sociológica publicada en Cuba y de poca aparición en los medios masivos de difusión: la prostitución, tanto masculina como femenina; la actitud de los ciudadanos ante la diversidad de preferencias y tendencias en la sexualidad humana, en su sentido más amplio; las religiosidades en todas sus manifestaciones, incluyendo con énfasis las acciones, ritos y “trabajos” vinculados a los cuatro principales sistemas religiosos afrocubanos; la percepción de pertenencia e identidad de cada barrio, localidad, a veces en áreas tan pequeñas como un callejón o calle y a veces cubriendo todo un cementerio (Colón) y sus áreas aledañas, hasta decenas de manzanas.
En el texto no se acude a los extremos: los miembros de las comunidades del Municipio Plaza (como se le conoce de modo abreviado en la jerga popular) no son ni tan “malos” ni tan “buenos”; son complejos, ecuménicos, a veces impredecibles, luchadores por sobrevivir, con grandes flujos migratorios, con alta proporción de población flotante, deseando entenderse ellos mismos y comprender a los demás.
El texto, a nuestro juicio, presenta muchas ventajas que desarrollo a continuación: sin pretender constituirse en rígido manual ni pretender establecer reglas y paradigmas, aplicables a cualquier situación y comunidad humana; más del noventa por ciento de sus contenidos son aplicables, en su calidad de instrumentos y metodologías a cualquier comunidad humana de la República Archipiélago. Al leer el texto, pensábamos, descubriendo el Mar Mediterráneo, que sus estrategias y tácticas discursivas y de investigación servirían perfectamente para intentar resolver nuestros problemas locales: me refiero, por supuesto a la Isla de la Juventud.
Como resumir en pocas palabras las virtudes del texto “Hacia una Antropología Urbana en Cuba” del autor Avelino Couceiro Rodríguez. Me atrevería a pronunciar los siguientes adjetivos: oportuno, riguroso, científico, práctico, potable, sencillo, sin artificios, lejos del “teque” pseudo científico, postmoderno, vanguardista, holístico, pegado a la tierra y veraz.
Invito a los ciberlectores nacionales a que adquieran el texto en el sistema de librerías o bibliotecas cubanas. Los extranjeros interesados podrían comunicarse con la Fundación Fernando Ortiz y declaro solemnemente que esta fundación quizás no conozca que estoy promoviendo la excelente serie editorial “La Fuente Viva”, en su entrega número 32.


OTRA MIRADA A LA PINERIDAD
Por: PEDRO FARIÑAS GRONDONA

Ebanks, Rivers, Yates, Hydes, Powery, Walter, Tatun, Kackson, Anderson, Baker, Bryan, Davis, caimaneros y jamaicanos mezclados, todos “mezclados”, como el mismo proceso de la cubanidad y, en nuestro caso, de la pineridad en el gran ajiaco que conforma nuestra nacionalidad. Los caimaneros y los jamaicanos, además de su fuerza de trabajo, muy vinculada a las labores del mar y la agricultura, cargaron con sus costumbres y tradiciones. El idioma, la religiosidad, el vestuario, las fiestas, la música, la danza y su exquisita cultura culinaria, se conservaron –se conservan- y se mezclaron entre los nativos, naturales e importados, de esta ínsula. 



A los caimaneros y jamaicanos, al igual que el resto de los caribeños, personas alegres y fiesteras, les place reunirse periódicamente y efectuar actividades para disfrutar de la música, la danza y las comidas. Violines, guitarras, filarmónicas, acordeones,  bongoes, entre otros instrumentos, suenan –ya no mucho- para el disfrute de todos los participantes en las fiestas donde se encontraban los hombres y mujeres antillanos con algunos cubanos y, por supuesto, hoy lo hacen sus descendientes, todos mezclados. Aparece entonces el dumpling, el bou lup (pescados con viandas, dumpling y leche de coco), bacalao con ake (seso) y el congrí, aunque con leche de coco o aceite extraído del mismo coco. Ah, los dulces, qué ricos, ya sea el Caqui, el Bun, el Corn Bread, el Toto, todos con una base de harina de pan o de maíz y la imprescindible leche de coco. ¿La música? Pues La Polka, el Swing, Round Dance, Vals, Two Step, Quadrill, Blue y otros, y, resulta intersante saberlo, estas festividades muchas veces eran llamadas Suncu Suncu, algo que me hace afirmar que no hay nada más parecido al sucu sucu.
La integración más efectiva entre los caimaneros y los jamaicanos a los pineros, fue a través de sus hijos, comenzaron en las escuelas públicas, donde las clases se impartían en español, ubicadas en Nueva Gerona, Santa Fe y Santa Bárbara. En el poblado de Jacksonville, al sur de la Isla de Pinos, y otros asentamientos, tuvieron que construir sus propias escuelas y en ellas los maestros eran –fundamentalmente– pastores luteranos.
Caimaneros y jamaicanos constituyeron prácticamente una sola comunidad y lograron integrarse a través del tiempo a la población cubana, no así a la norteamericana existente en la ínsula, aunque hablaran el mismo idioma y a quienes vendían su fuerza de trabajo.

El Licenciado Juan Colina la Rosa, nacido en Sagua la Grande en 1943, investigador de las tradiciones e historia de la Isla de la Juventud desde sus inicios hasta nuestros días, publicó en el año 2006 un libro titulado CAIMANEROS Y JAMAICANOS EN ISLA DE PINOS, que recomiendo a todos los que se interesen en esta temática que esbozo desde Caleta del Sur, número tres, dedica a la Fundación de Nueva Gerona.

LOS MAJASES, LAS CUEVAS Y LA HISTORIA:
ACERCAMIENTO A UN FAMOSO SUCU-SUCO.
Por: PEDRO FARIÑAS GRONDONA.

El suco suco, el nengón, el kiriba, son primos cercanos en el tiempo y en la forma sonora-musical que los caracteriza. El sucu suco, ritmo patrimonial de una pequeña ínsula y parte inseparable de la familia pinera, surgió a finales de la primera década del siglo diecinueve –dicen–, y se señala por varios investigadores que las evidencias lo indican. ¿Existe unidad de criterio respecto a la fecha de su surgimiento? ¿Qué es el sucu suco? ¿Cuál es su verdadero nombre? Claro, son preguntas para musicólogos, investigadores y no para simples y afortunados bailadores de sucu suco. Sin embargo, la vanidad se impone y me impongo la tarea de escribir un “poco” sobre un sucu suco del cual se conocen tres letras diferentes, marcadas, claro está, por épocas diferentes.
Uno de los más famosos sucu sucos de todos los tiempos, lleva por centro una sátira popular contra un mayoral de los españoles nombrado Felipe Blanco Hernández, a quien se le imputaba la mercenaria tarea de los guerrilleros cortadores de orejas. Los sublevados del 26 de julio de 1896 en la llamada conspiración de Evangelina Cossío, se habían dispersado por las lomas de Sierra de las Casas y dormían en unas cuevas próximas al hato de la Concepción, perteneciente a don Pancho Ortiz. Se dice que Felipe Blanco atrajo a los sublevados hasta su casa, en la cual les dio comida y abrigo para luego traicionarlos y entregarlos a la soldadesca española. Hechos prisioneros, a pocos metros de la casa, en la orilla de un arroyo que se conoce desde entonces como Arroyo de los Muertos, fueron macheteados y enterrados y así, tristemente, surge la primera versión:

Ya los majases no tienen cueva,
Felipe Blanco se las tapó,
Se as tapó, se las tapó,
Se las tapó, que lo vide yo.

Ya los majases no tienen cueva,
Felipe Blanco los enterró,
Los enterró,
Los enterró, los enterró,
Los enterró, que los vide yo.

Los pineros, dolidos, entonces respondieron ante los hechos:


Ya los majases no tienen cuevas
Felipe Blanco los traicionó
Los traicionó, los traicionó
Los traicionó, que los vide yo
Martínez Campos tenía una flor
Y Maceo se la quitó, se la quitó
Se la quitó, que lo vide yo.

En la actualidad este sucu suco se canta diferente, resultado de un encuentro entre el Rey del Sucu suco, Mongo Rives, y el entonces Comandante Raúl Castro Ruz, en una visita que el último realizara a la Isla de la Juventud. Cuando Mongo Rives y su Tumbita Criolla interpretaban el sucu suco, Raúl los interrumpe y sugiere que se le agregue una estrofa, improvisada en ese momento:

Y los yanquis la marchitaron
Y Fidel la floreció
La floreció, la floreció
La floreció, que lo vide yo.

Pero resulta que hay otra versión de “Los majases no tienen cueva” o “Felipe Blanco”, que así se presenta indistintamente este sucu suco, y es una versión que presentó el maestro Eliseo Grenet en la primera andanada internacional del ritmo pinero:

Ya los majases no tienen cueva
Felipe Blanco se las tapó
Se las tapó, se las tapó
Se las tapó, que lo vide yo.

Conozco a una chiquita,
Alegre y sandunguera,
Como que está medio loquita
Por ver el majá.

Y como tiene apuro
La llevaré a la cueva
En donde lo aseguro
Que pronto lo verá

Nada, que el suco, además de sabrosura, tiene historia, tiene momentos patrios, y, por supuesto, tiene la alegría de un pueblo en su pegajoso ritmo que ya lleva más de 150 años sonando la campana.

IDENTIDAD vs POESÍA 

Por: JOSÉ A. TABOADA DEL TORO

–Uno–

Algo debió haber visto o sentido el almirante Cristóbal Colón, cuando decidió anclar sus carabelas en la tierra bautizada por él como: San Juan Evangelista, desde el 12 al 25 de junio de 1494, cuando realizó su segundo viaje por el Nuevo Mundo. ¿Tantos días de permanencia? nos preguntamos; ¿habrá encontrado aquí, todo lo necesario para saciar su apetito? Quizás, pero eso nunca lo sabremos, pues el diario de su Segundo Viaje se perdió. Esto se repite en nuestra historia siglo tras siglo, personajes que llegan y se van. La Isla de Pinos es eso: lugar de tránsito, y este tránsito de personas importantes no se recogen en “blanco y negro” y solo queda en la memoria de algunos pocos, que a fin de cuentas mueren y con ellos la historia toda de la región.

–Dos–

Por azar, esta pequeña Isla, parte inseparable de todo un conjunto de islotes y cayos, llamado Los Canarreos, nos ha permitido llegar hasta ella, quizás no con la idea de permanencia, de estancia definitiva, pero cuando se llega por curiosidad, con interrogantes que sólo aquí podemos solucionar, se nos olvida entonces la causa por la cual llegamos sin previo aviso. Claro, que el azar de esta Isla, su posición geográfica y por estar dentro de otra Isla –mucho más grande–, nos da la gracia o la desgracia de la doble insularidad; para bien o para mal, nos pertenece a los que nos sentimos como verdaderos ¿pineros?, para otros, que son la mayoría, no significa nada en lo absoluto.
Se impone, pues, exponer algunos criterios sobre el polémico tema de la poesía ¿pinera? Para ello, es necesario preguntarse si hay o no hay identidad, algo que nos identifique como región. Al respecto, se ha escrito sobre este tema muchísimo, en estos últimos años. Historiadores, investigadores, escritores y poetas, han tratado el tema de una manera abierta y polémica; todos estos criterios nos llevarán a deslindar zonas interesantísimas.

De una parte los que exponen:

Ya urge una definición sobre la poesía pinera nunca hecha hasta entonces. Siempre se ha cuestionado si existía como tal y qué lugar vendría a ocupar dentro del contexto poético nacional, si bien porque a Nicolás Guillén nadie lo llama poeta habanero, sino camagüeyano. Desde 1838 hasta nuestros días se ha escrito mucha poesía, pero ninguno de los autores eran nacidos en esta región. Todos tienen en común el haberle cantado a esta Isla, a la que se llega y se quiere sin saber y jamás se puede olvidar porque es fuente inspiradora de hombres y mujeres. No importa la magnificencia o la vetustez del sitio de origen, nada es comparable con la magia de esta Isla, encanto al que ninguno de los poetas pasados por aquí ha podido escapar, por eso toda esa poesía tiene en su interior el lirismo y el bucolismo de esta tierra. (…) Así alcanzamos la claridad definitoria de nuestra poesía, primero nos dimos cuenta que el lugar de origen había que relegarlo y considerarlo autóctono, ya sea por la suerte de un temporada de tránsito, por el alcance de un rincón guarnecedor de las esperanzas del ser humano que en su afán socializador logra encontrar el lugar donde escoger con quién quiere y puede vivir o por el escape de un mundo controvertido que juzga despiadadamente al poeta. Por lo tanto si sumamos los poetas que llegaron y se quedaron, los que iniciaron aquí y se fueron; –españoles, americanos, cubanos, africanos y otros– la cifra sobrepasa el centenar; en siglo y medio, dato merecedor de la poética nacional. (…)”

De la otra, los que dicen:

“Sabemos que ni el bucolismo, ni el lirismo o el cantarle a los accidentes geográficos, a la naturaleza o a los caprichos de un señor, como lo hacían los juglares de los primeros siglos de la Edad Media, constituyen por sí solo expresión de sentimientos que abarquen lo autóctono y perecedero de un entorno humano. Sabemos también que el paisaje provoca poesía, se constituye en imagen y luego en símbolo perdurable, pero no basta para lograr la existencia de una poesía autóctona, porque debido a lo inestable y efímero de la circunstancia social, fue imposible diferenciar aspectos que puedan ser tomados como conductas capaces de generar una cultura. Un primer hecho significativo es que la colonización de la Isla, es un hecho histórico tardío (1830) por lo cual se crea un desfase en el surgimiento del sujeto metafórico, decapitando una posible continuidad en 1898; o sea, que la posibilidad de una circunstancia sociológica ni siquiera llegó a formularse de modo histórico como correspondería al nacimiento de una sensibilidad pinera. Los nuevos colonos trasladaron sus costumbres a la nueva realidad; los antillanos aislados en zonas prácticamente inaccesibles. Los nuevos grupos se aislaron entre sí y tuvieron los puentes alzados a los pocos de continuada residencia. Otra discontinuidad, proceso interrumpido en 1959. Una nueva circunstancia que va a generar una nueva conducta estética. El paisaje como una permanencia, los verdes infinitos, el horizonte al alcance de la mano como un juguete y la transparencia; esto no podía soslayarse y siempre habrá quien le cante e invente versos, pero no es poesía de tal lugar, sino para tal lugar, ni la podrán tener los pueblos que carezcan de estructura sociológica. El fomento y el auge de estudiantes extranjeros e instructores de arte de diferentes manifestaciones y la proclamación de la Isla de Pinos en Isla de la Juventud, toman otro matiz en esta nueva circunstancia."

Pero hay otros, mucho más abierto, que dan el siguiente criterio conceptual, después de haber realizado una investigación literaria en 1986:

(…) podemos decir que, literatura de la Isla es:

– Aquella que puede ser escrita por escritores nativos o foráneos.
– Debe escribirse dentro del territorio de la Isla.
– Su tema puede ser local o universal.

Confieso que esta definición me agrada, pues aquí no es utilizado el polémico término ¿pinero?, lo que nos permite confirmar la presencia de una literatura local; aunque esta definición nos muestre todo un abanico de poetas y escritores que estuvieron y vivieron en la Isla, no deja de tener fisuras. Ejemplos hay muchísimos: ¿Quién duda que Hart Crane, –el que escribió aquí las tres cuartas partes de su libro “The bridge”, su obra más importante–, es un poeta norteamericano? Creo que nadie se atrevería a afirmar lo contrario. Francisco –Paco– Mir definió a la Isla como “la coordenada perfecta para hacer realidad cualquier sueño”; a diferencia de otros, Hart creó, pero no fundó.
Para ser pineros, no es requisito indispensable haber nacido aquí, hay sobrados ejemplos de gente que un día llegó con sus maletas y al cabo de los años, muchos piensan y sienten como verdaderos pineros. Pensar y sentir como verdaderos pineros esa es la clave, pero en realidad no sabemos todavía qué es lo pinero. Según el historiador Roberto F. Unger, la sociedad que vive en la Isla es una sociedad de tránsito. Amor a un lugar determinado no significa identidad porque identidad es, entre otras cosas, estar y asumir en comunión con todo lo material y sociocultural del lugar que se habite, es sentido de pertenencia, es un proceso de dar y recibir a través de la historia.
Un viejo colega, hace algún tiempo, me hizo llegar su opinión en una carta donde me decía: “el esfuerzo por hallar y conceptuar la poesía pinera merece atender a la relación esa de dar y recibir de los hombres con su entorno, que tuvo en la Isla sus propias características y sus propios móviles; pero a su vez responde al proceso general de formación y evolución de la sociedad y la cultura cubanas.”
Cabe entonces preguntarse: ¿Como individuos, qué nos hace diferente al resto de los demás cubanos? ¿dónde está nuestra tradición, esa que las personas hacen perdurar de siglo en siglo y queda inmutable ante cualquier influencia o puede ser enriquecida? ¿en qué plano ha quedado la historia local, la que siembra el sentimiento de pertenencia?

–Tres–

Crear la imagen que construya este sitio en pueblo, evitar que se disuelva como gota de tinta en el vasto solvente de las urgencias económicas, ideológicas y mercantiles y colocar en el punto mismo de una génesis y su indiscutible fuerza indetenible hacia la formación de lo pinero que dará el espacio –distinción– dentro de la cultura nacional y que desde allí en vuelo por las frecuentes variantes de la brisa, dejar el sonido de ave que haciendo de ella se exprese como su voz, es tarea de poetas.
De todas formas, a mi modo de ver: la poesía pinera está determinada por algo parecido al sueño, que una razón fugaz es su distinción. Evidentemente que la poesía en la Isla, o de la Isla o para la Isla, está como lugar dentro del contexto poético nacional, en un punto de formación de embrión de lo que podrá llamarse algún día POESÍA PINERA.

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