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VIEJAS POSTALES les trae hoy algunos facsímiles de documentos y revistas, que en su momento resultaron de gran interés para la Isla de Pinos, como por ejemplo la Rev. Diario del Comercio, edición de seda; el libro Los derechos de Cuba sobre Isla de Pinos, de Aurelio Hevia o el Bosquejo histórico de la Isla de Pinos ,por solo citar algunos de esos textos.
Quien quiera saber de la Isla, de nuestra Isla, tiene que revisar estas publicaciones que nos hablan de un ayer, ese ayer que, a veces, nos resulta tan cercano, pero que fue pasado germinador de un presente, como este presente que, de seguro, ya está germinando un futuro. Entonces las publicaciones de hoy pasarán a ser viejas postales.
Esperamos que con estos materiales, usted siga interesado en conocer sobre la historia local, y que fortalezca aún más el sentido de pertenencia a esta hermosa Isla.
LAS VIEJAS POSTALES PINERAS
POR: Pedro Fariñas Grondona
Nueva Gerona, 1900–1915 Hotel Unión, Hotel Isla de Pinos, Brazo Fuerte, Cayo Bonito…, nombres y lugares, lugares y nombres en viejas fotos o postales.
Entorno, geografía insular, memoria, añoranza, amor por la pineridad…; una isla que afronta y confronta, que marcha y nunca se detiene, como organismo vivo que sigue el paso y el hacer de su gente.
Octubre, mes próximo, significativo por muchas razones sin olvido… como otros de los meses de cualquier año. Octubre, con su 13 de 1870 marcando la llegada de Martí y 83 años después acogedora la Isla del aliento vital del Moncada, donde también estuvo el Apóstol y donde Fidel con los jóvenes de la Generación del Centenario, confirmaron que la Patria ya estaba apunto de ser libre.
Ay, Isla, con el deambular de hombres y mujeres, manifiesta complicidad de sexo y amor en las esquinas, en los parques, en una cama limpia y fresca entre los viejos ventanales, entre columnas que una vez ensuciamos con zapatos llenos de polvo y cansancio.
Pero no se cansa el alma, sino que crece en el recuerdo de muchos mirando estas viejas fotos de una Isla que fue, es y será nuestra. Nada ni nadie podrá cambiar ese destino de pineros y de aquellos que adoptamos la pineridad por cuestión de principios y entrega, por sembrar aquí un árbol, quizás un libro, una buena clase o un hermoso edificio, por tener aquí nuestros hijos que sí se marcan pineros, aún cuando muchos sigan a Industriales o Santiago, aún cuando emigren a otras calles lejanas.
Ay, Isla, repito, con dolores en el alma y alegrías compensatoria del extraño misterio de mirar siempre el mar por los cuatro puntos cardinales y saber que ese mar envuelve siempre a toda la geografía cubana,
Geografía que nos “sabe” y que “olemos” diferente cuando de aquí zarpamos, o volamos, por una razón u otra.
Ay, Isla, cuando nos vamos, siempre pensamos en el regreso, aún cuando el tiempo y sus avatares indescifrables, muchas veces alarguen la intención.
Ay, Isla, venerable la memoria y la historia.
COLONIA REINA AMALIA:
FUNDACION DE NUEVA GERONA
Por. Juan Colina La Rosa [Historiador]
¡MARAVILLOSA LA ISLA NUESTRA!
I
Cuando el Almirante de la Mar Océana Cristóbal Colón visitó la pequeña ínsula el 13 de junio de 1494, durante su segundo viaje a las Américas, le puso San Juan la Evangelista. Aquí pasó doce días, tal denominación solo quedó escrito en los papeles de su diario.
Fue tan grande el abandono de la Isla por parte de los españoles, que ni del nombre puesto por el destacado navegante se acordaba, pues desde entonces muchos le han otorgado denominaciones diferentes.
También resultaron varios los dueños absolutos, como Alonso de Rojas y Avellaneda, Hernán Manrique de Rojas, Hernando de Pedroso y Osorio, Diego Zayas Bazán y Nicolás Duarte y Pedroso, casi todos absentistas.
Muchos intentaron la fundación de la Isla de Pinos. El primero en proponerlo fue Diego Zayas Bazán y Rojas, siendo propietario de la Isla de 1663, quien propuso crear un señorío para garantizar la defensa. El sitio escogido estaba ubicado al lado de uno de los ríos del territorio y se dieron diversos argumentos en aquellos momentos, entre ellos las características geográficas del lugar, favorable para la seguridad de la villa a construir y factible como punto de abastecimiento de carne, de tortugas y de res, salada en suficiente cantidad para suministrar a La Habana, así como a las flotas que se encontraban atracadas en su puerto.
En 1763 aparecen nuevos intentos de establecer una villa con su correspondiente iglesia y los servicios de sacerdote, donde se destacaron los Capitanes a Guerra Francisco Javier Duarte y Gómez, Domingo Duarte Sánchez y Andrés Acosta, nieto del primero.
Las propuestas obtuvieron siempre la misma respuesta negativa por parte de las autoridades españolas. No obstante en 1788 la población residente formada en lo fundamental por los propietarios de tierra con sus familiares, como el Teniente a Guerra Jospeh Gelabert, el Capitán Domingo Duarte, Cecilia Noroña y Manuel Zayas y Santa Cruz, se convirtieron en garantes para la construcción del edificio de una catedral, en el Hato de San Antonio de los Almácigos, las rentas correspondientes a la manutención y salario del cura párroco.
Aún así no hubo respuesta positiva, pero si en la creación de la iglesia, la cual se fundó en ese año (1788) como auxiliar de la de Quivicán en La Habana, con sus patrones: San Nicolás de Bari y Nuestra Señora de los Dolores.
Todo parece indicar que la proposición hecha al Rey de España en 1788, le quedó en la memoria, pues cuando decide enviar a Cuba al brigadier Conde de Mopox, quien fungía como Subinspector General de la Isla, al frente de una Comisión llamada de Guantánamo para que inspeccionara y realizara un informe detallado de las condiciones de cada sitio visitado, le tocó al entonces Capitán de Fragata de la Real Armada Juan de Tirry y Lacy hacer lo mismo en la ínsula de Pinos.
El trabajo efectuado por Tirry y Lacy resultó minucioso y estimuló el proceso de fundación de la colonia Reina Amalia.
II
La fundación de la Colonia Reina Amalia con su poblado cabecera, Nueva Gerona, corresponde a los resultados de inspecciones realizadas y el posterior informe al Rey de España por la Comisión de Guantánamo, dirigida por el cubano Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas Brigadier Conde de Santa Cruz de Mopox y Jaruco.
El monarca español Carlos IV con uno de sus Ministros, Manuel Godoy, en la Coruña, España, organizó una Comisión con el fin de fomentar el comercio y la agricultura en la Isla de Cuba, dirigida por el Conde de Mopox y la formaron un grupo de personalidades representando distintos sectores. Para hacer este trabajo en Isla de Pinos, acompañó a Mopox el Capitán de Fragata Juan de Tirry y Lacy.
El militar nació en 1760, en el Puerto de Santa María, España, era hijo de Guillermo de Tirry y de Francisca Lacy, marqueses de La Cañada. Fue ascendido a coronel y adscrito al Cuerpo de Dragones de América, más tarde fue nombrado alcalde del Ayuntamiento de La Habana, en dos ocasiones, miembro de la Sociedad Patriótica y Gobernador de Matanzas, se le otorgó, además, el título de Marqués de La Cañada. Murió en 1823 cuando contaba 63 años.
El día 3 de diciembre de 1796 salieron rumbo a Cuba donde llegaron dos meses después, o sea el tres de febrero de 1796. De inmediato el Conde de Mopox y Jaruco dio las orientaciones pertinentes para comenzar con la misión que le había dado el Rey.
A Juan de Tirry y Lacy, como miembro de la comisión, le tocaron dos tareas fundamentales a cumplir en la entonces Isla de Pinos, la primera de ellas fue la de averiguar si los pinos del lugar podrían ser útiles para las arboladuras en los buques de La Armada y sangrándolas llegarían a ser mejores. En segundo lugar, tenía la misión de conocer si existían brea y alquitrán en abundancia, si se facilitaba su elaboración y si era "cómodo" su precio, para con ellos abastecer de betunes los arsenales de España.
De inmediato el Capitán de Fragata se dedicó a organizar todo lo necesario para poder cumplir con su cometido. Investigó la situación real de la Isla de Pinos, aunque no pudo encontrar planos, ni mapas que le pudieran ayudar. Aunque si determinar la escasa población asentada en ella, así como algunas características de los ríos, cerros y ganados, también conoció sobre su clima benigno y su estado de defensa ante las incursiones inglesas entre otros tópicos de interés.
Después de culminadas sus averiguaciones Juan de Tirry, organizó un proyecto para realizar el trabajo que se le había asignado y se lo mostró al Jefe de la Comisión, el Conde de Mopox y Jaruco, el cual fue aprobado en todas sus parte, ordenándole de inmediato su ejecución.
Pasó rápidamente el Capitán de Fragata a preparar todo lo necesario para partir hacía su destino, auxiliado de nuevas informaciones, el 20 de octubre de 1797, salió del puerto de Batabanó con destino a Isla de Pinos. Sin dilación de tiempo recorrió cada punto que entendió importante para cumplimentar sus propósitos y con los datos obtenidos pudo confeccionar uno de los mapas más precisos hasta aquel momento.
Las recomendaciones hechas a partir de las observaciones realizadas estuvieron dirigidas, en los fundamental a las posibilidades del desarrollo de la agricultura, la necesidad del pasto espiritual con la creación de una iglesia y tomar las medidas para garantizar la defensa del lugar y, de esa manera, contrarrestar los ataques y abusos por parte de los piratas ingleses de la zona. Su informe detalló cada uno de los aspectos que consideró importas para los interes de la corona española
Según el informe del Capitán de Fragata, Juan de Tirry y Lacy, la población asentada en Isla de Pinos era de 76 habitantes. De ellos 40 eran negros, 36 hombres y 4 mujeres, de estos 16 con la condición de esclavos Aunque en dicho informe hace referencia a 200 habitantes entre 1775 y 1780; pero señalando que el remanente "…se componía de prófugos, vagos y contrabandistas; estas tres especies consideradas verdaderamente como polillas del estado, luego que cometían en la Ia Isla de Cuba algún delito, y se veían perseguidos por la justicia, abrazaban el partido de refugiarse en Isla de Pinos”.
Sobre este particular refiere las medidas adoptadas por las autoridades españolas en Cuba, como la redada ordenada por el Capitán General Don Luís de Las Casas, contra los vagos que infestaban los distintos partidos, como el de la localidad y que por tal motivo había encargado al propietario Andrés Acosta, juez pedaneo del lugar que ejecutara dicho encargo.
Por esa razón se había prohibido la entrada a mujeres con una moral dudosa procedentes de Batabanó y así tratar de evitar el comercio sexual.
Tirry y Lacy en su informe trata la presencia de la piratería en la zona: y acerca del tema dice: " La Isla de Pinos es uno de los puntos a donde en tiempo de guerra dirigen esos salteadores del mar algunas de sus incursiones y de este modo se califican de ladrones de mar y tierra."
En aquel entonces solo conoció de la existencia de cuatro armas de fuego en todo el territorio. Todo lo cual parece real, pues en múltiples ocasiones los pineros solicitaban armas al Capitán General y nunca les llegaba, aún en el año 1824, cuando fue asaltada por el alférez Gaspar el Asturiano.
La parte del informe concerniente al desarrollo de la agricultura, plantea que en aquellos momentos comenzaba a desarrollarse, pues ya existía algún ganado; habló de sembrado de tabaco con muy buena calidad y de otros productos.
ELABORACION DE UN MAPA
La elaboración de un mapa fue de gran interés. Tirry reflejó el resultado de su investigación, dibujado a color, el primero donde aparecen las costas del litoral pinero con una gran cantidad de detalles. Lo mismo sucede con los datos del interior de la Isla. En él se destacan los litorales norte y sur y aunque difiere de la forma real de la Isla era el primero que se acercaba a la realidad y con muchos nombres.
En la leyenda se relacionan los Hatos existentes, con los habitantes de cada uno, así como la existencia del ganado vacuno y porcino. En el mapa se pueden ver los ríos de Las Nuevas, el de Sierra Las Casas con un embarcadero, el de Santa Fe y el del Guayabo, y también las sierras Las Casas, la de Caballos, La Daguilla, y la de Siguanea, entre otras.
¡MARAVILLOSA LA ISLA NUESTRA!
Lugares naturales de la Isla de Pinos, o de la Juventud –en definitiva la nuestra– tocados algunos por la mano del hombre, también creadora y pródiga cuando ama y protege; así de “natural” es la creación, combinación perfecta del género más inteligente que existe sobre la tierra y que en la Isla ha dado muestras de ese talento en el transcurso de los años y las dificultades que siempre hemos atravesado los que por acá anclamos sin naufragios y sin más tesoro que la propia creación, como hizo Paco Mir “arribando” en 1972 a costas pineras, lugar donde “fundó un reino”, el reino poético que definió como La Coordenada Perfecta. Coordenada Perfecta en los atardeceres de La Victoria; Coordenada Perfecta en la Loma de la Cañada, también visible desde el portal de la casa de Paquito; Coordenada Perfecta en las columnas quietas de Calle Martí, paseo andado y desandado tantas veces por el poeta; Coordenada Perfecta el ir y venir de una isla a otra, atravesando cayos y en medio de un canal que todos imaginamos y nadie marca sus límites.
Así es la Isla nuestra, siempre en el tiempo, pasado, presente y futuro de una historia real, con las fabulaciones de quienes en ella hemos crecido: nosotros que en la historia ida encontramos alimento y que en esta intentamos dejar un poco de “pan espiritual” para las futuras generaciones, las que ya están tocando puertas con toques de cambiar muchas cosas, pero dejar intactos los cimientos que se han sedimentado como genes en cada uno y en todos.
Ay, Isla, qué linda eres en estos paisajes. Ay, Isla, qué linda eres en los versos de Paco, de Monchy, Milagros, en las canciones de Miguel, en los lienzos de tantos pintores.
Ay, Isla, por ti y por ellos, qué dolor tan grande sería perderte.
¡ISLA, QUE SERÍA DE TI
SIN ESTOS BARCOS!
Los BARCOS que a las islas llegan, traen su carga. Los BARCOS que de las islas parten, ¿qué llevan? Una Isla sin barco es inimaginable; es como cofre sin tesoro, ocasión perdida, sin historia o leyenda. Los “isleños” heredamos de los barcos todo, o casi todo, hasta la lejana posibilidad de acercarnos al continente. Muchos de los que por acá andamos, sentimos pavor ante el avión, aún cuando sea más rápido el viaje. Pero el barco, oh, los BARCOS, dejan abierta de la posibilidad de una conversación, de una nueva amistad u olvidar quebrantos y dobleces porque el mar (Virgen de Regla, Yemayá de azul) todo lo limpia, todo lo arrastra, lo cura, al lado de la majestuosa Santa Bárbara y la benefactora Caridad del Cobre, salvadora de los náufragos. ¿Acaso el arca bíblica de Noé no es un barco salvador de hombres y animales? ¿Acaso no fueron barcos los que trajeron a nuestros primeros habitantes, aquellos que luego “descubrió” en 1494 Cristóbal Colón que llegó con su gente, precisamente, en barco? ¿En barco no llegó José Martí en 1870 a curar un poco sus heridas luego de la cárcel; él, sabio y ejemplar, que como nadie puso en la Patria toda su fuerza? ¿Acaso en barco no llegó Pablo de la Torriente? ¿Acaso en el legendario barco El PINERO no salió parte de la generación del Moncada? ¿Acaso no regresaron después en el GRANMA, barco hito de la historia contemporánea cubana, latinoamericana y tercer mundista? Barcos nos llevan y nos traen, barcos en la vida cotidiana y en la memoria de quienes vivimos en la Isla. !Oh, barcos que pitan a lo lejos! !Oh, pinos que disfruto en la cercanía!
¡Isla, que sería de ti sin estos barcos!
UNA ISLA PINERA Y CUBANA
[entorno al 13 de Marzo]
Nueva Gerona, la ciudad de una isla descubierta por Cristóbal Colón en 1494, no aparece entre los nombres de las grandes capitales del mundo, como tampoco aparece el nombre de mi “isla”, que, no obstante, no anda “perdida en el tiempo” ni en ninguna “otra geografía” ajena a la cubana.
Marzo, tercer mes del año, marca el derrotero del sentir cubano de quienes vivimos aquí, ya sea de nacimiento o adopción, característica secular de esta tierra rodeada de mar y que ha sido apetecida por corsarios, piratas, filibusteros y terratenientes de siglos idos y de estos tiempos porque, como se señala una y otra vez, “se verán horrores”. Marzo, con su 13, marca entonces fecha capital para el sentir pinero: el 13 de marzo de 1925, y por asentamiento lógico en el Tratado Hay-Quesada, se ratifica la cubanidad de esta ínsula, una y varias veces azotada, atacada y por qué no, vilipendiada, pero, y no aquello de que “siempre hay un pero”, presta a decir SÍ por la Cuba que nos representa.
Orgullo doble el nuestro: sentirnos pineros y sobre todo, cubanos.
¡Felicidades, hermanos!
GALERIA DE POSTALES [LOS PUENTES]
El simbolismo de los puentes y los muelles en las islas, aunque en este caso son puentes y muelles de la Isla de Pinos, enmarcados en una historia pasada que sostiene “pilotes” presentes de un ir y venir, de un acercarse o alejarse según las circunstancias y el tiempo, pero siempre pensando en el regreso, aún el mínimo regreso marcado por la añoranza.
Recién me encontré con un amigo, bailarín que decidió vivir y trabajar en Italia. Hacía 13 años que no llegaba a estas calles. “Cuando llegué, –me dijo– lo primero que hice fue respirar el aire de la isla, un aire, mi hermano, diferente”. Yo le creo, porque este aire nuestro siempre me “sabe” distinto cuando regreso de mis ya lejanas escapadas a La Habana. Un aire diferente, como de ensueño mágico o “coordenada perfecta”, isla que no se pierde en el tiempo esta vez, sino isla a la cual hay que tener presente siempre.
Puentes y muelles, islas y regresos, feliz coincidencia de un renacer constante que ha bebido de culturas incontables, de historias y leyendas contra las cuales el tiempo no puede, mucho menos el desarraigo de los hombres, la “inmemoria” de otros, la apatía de seres que deambulan –es cierto– es un inmovilismo social que nos lacera las entrañas, pero cada uno de nosotros, los que amamos este pedacito de tierra, somos entonces como el mármol que nos rodea, fuerte, puro, inagotable y con manantiales frescos para calmar cualquier sed.
POSTALES DE NUEVA GERONA
Ver fotos de la Isla, ya sea de Pinos o de la Juventud, para complacer a unos y a otros, resulta siempre un regocijo para quienes nacimos o por razones del “destino manifiesto”, llegamos un día sin naufragios a esta ínsula, reflejada en fotos, escritos, hechos crueles de un presidio ido tras al arribo de una Revolución que ha cambiado significativamente el devenir de esta tierra rodeada de mar, “puente natural” con la Isla grande a la cual muchas veces no queremos ni ir, aunque muchos por acá pensamos como futuro inmediato.
Entre los hechos que marcan el derrotero insular en este mes de enero, quizás el mes más significativo de la historia cubana, está la celebración de la fundación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, en la Isla de la Juventud, celebración que ya arriba a su cumpleaños 23, porque el 28 de enero de 1987 se fundó la UNEAC en estas tierras, en un lugar donde la sombra del Maestro aún ilumina a quienes acuden: La Finca “El Abra”, hogar que acogió a José Martí siendo un joven tras su salida de las Canteras.
La UNEAC, entonces, para quienes la fundamos, y para quienes después le han crecido nuevas alas, tiene la doble significación del aniversario. Martí, ente catalizador como nadie de la Patria, y de un arte consagrado a lo mejor del hombre, es la luz que refulge como faro, guía, motor, aliento, ángel, para todos nosotros en este aniversario y en la realidad vital de ser artistas y creadores en un país donde el hacer se pone en función del hombre que es, sobre todas las cosas, una de las esencias del pensamiento martiano en su Ley Primera que engendra en cada uno de nosotros la dignidad plena, esa que en la Isla, de Pinos o de la Juventud, encuentra en la UNEAC un espacio para la reflexión, el debate y la creación artística.
Entre los hechos que marcan el derrotero insular en este mes de enero, quizás el mes más significativo de la historia cubana, está la celebración de la fundación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, en la Isla de la Juventud, celebración que ya arriba a su cumpleaños 23, porque el 28 de enero de 1987 se fundó la UNEAC en estas tierras, en un lugar donde la sombra del Maestro aún ilumina a quienes acuden: La Finca “El Abra”, hogar que acogió a José Martí siendo un joven tras su salida de las Canteras.
La UNEAC, entonces, para quienes la fundamos, y para quienes después le han crecido nuevas alas, tiene la doble significación del aniversario. Martí, ente catalizador como nadie de la Patria, y de un arte consagrado a lo mejor del hombre, es la luz que refulge como faro, guía, motor, aliento, ángel, para todos nosotros en este aniversario y en la realidad vital de ser artistas y creadores en un país donde el hacer se pone en función del hombre que es, sobre todas las cosas, una de las esencias del pensamiento martiano en su Ley Primera que engendra en cada uno de nosotros la dignidad plena, esa que en la Isla, de Pinos o de la Juventud, encuentra en la UNEAC un espacio para la reflexión, el debate y la creación artística.
ANIVERSARIO 179 DE LA CIUDAD
DE NUEVA GERONA
Nueva Gerona, mi ciudad, cumple 179 años de fundada a orillas de un río -nada novedoso en procesos de fundación- que lleva por nombre Río Las Casas. Esta ínsula se regocija en el aniversario y en su rostro de huella terrenal bañada por un codiciado Caribe, mujeres y hombres, hombres y mujeres, se cuecen el alma y las manos creando una historia verdadera entre tesoros inmensos que nunca se encuentran ni sus míseras monedas.
Nueva Gerona, mi ciudad, la de Evangelina Cossío, Zenaida Oropesa, Martha Machado, Bruno Hernández, Waldo Medina, Pablo Porras, el padre Sardiñas, Lawton, Montané, Núñez Jiménez…, crece cuando sufre ciclones, decepciones y abandonos.
Nueva Gerona, mi ciudad, ríe en diciembre y ríe en enero, porque siempre en la risa saben mejor los panes y los vinos, aún cuando los vinos sean amargos, pero los nuestros los saboreamos.
¡FELICIDADDES, NUEVA GERONA, MI CIUDAD!
NOSTALGIAS DE GERONA
Por. Enrique González [Escritor]
Alguien dice que cualquier tiempo pasado fue peor, pero en mi mente recuerdo una Nueva Gerona idílica que coincide con la primera fase de mi adolescencia y esto me ayuda a vivir y a desear un futuro mejor para mi ciudad natal.
La evocación surrealista de ideas y pensamiento cuando pienso en Mi Gerona, a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, me provoca un flujo de pensamientos en el que se entrecruza la Escuela Primaria Nacional, ahora Escuela Vocacional de Arte, una escuela que funcionaba bien, con magníficos profesores, con un programa que a la altura de mis conocimientos actuales era muy integral. Recuerdo que en esta Primaria me impartían clases de apreciación de las artes plásticas, apreciación de la música y los maestros de matemáticas, historia y geografía eran estelares. La evocación de aquella Gerona de los cincuenta, me lleva a pensar en el Maestro Carrillo, un severo mulato de mirada mesiánica, que nos repasaba las asignaturas principales por un modestísimo pago, fue el primero que me habló de Martí, Maceo, Máximo Gómez, Quintín Banderas y Agramonte, sin acartonamientos y entendí las claves de muchos documentos y testimonios que leí veinte o más años después. Evoco en esta suerte de viaje en el tiempo a la maestra “particular”, que nos enseñaba inglés, por otros modestos pagos, mis padres se “ocupaban” por mi educación y preparación. Evoco la Biblioteca Municipal, que estaba ubicada en la calle 24, entre las calles Martí y 41, donde durante mucho tiempo funcionó la Oficina de Registro de Consumidores (conocida en Cuba como Oficoda). Allí gané premios de lectura durante cinco años consecutivos, hasta 1959. Era el mejor lector de mi pequeña ciudad, y esto, hasta cierto tiempo me enorgullecía. En esta suerte de viaje onírico Freudiano en que estoy sumergido, pienso en algunos personajes de las calles de Gerona, como Ubaldo “El Loco”, que tenía una serie de características inolvidables, vestía ropas raídas, pero muy limpias, con los pies descalzos, con un cordón como cinto, los ojales, con sentido caótico, nunca coincidían con los botones y era él piloto de aviones, grandes camiones y barcos. Viajaba por las calles de mi entrañable Gerona, mostrando su pericia en la conducción de aparatos voladores, terrestres y flotantes, nunca fue culpable de un accidente de tránsito, digo de transporte, por cualquiera de los medios en los cuales viajaba. Se tejieron leyendas sobre Ubaldo “El Loco”, que a fuerza de ser sincero, antes yo no las creía, pero a partir de unos años hacia acá, precisamente de cuanto comencé a escribir en 1989, en que me he convertido en aprendiz de brujo, ya ahora declaro que sí creo en aquellas leyendas de la Gerona detenida en las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado y recuerdo muy bien que existía una sobre Ubaldo “El Loco” que les contaré a continuación: decían las gentes de Gerona, que cuando alguien agredía a Ubaldo, lo ofendía o lo maltrataba, se producían las peores catástrofes en mi Isla: intensificación y difusión de la plaga de la Mosca Prieta en las plantaciones de toronja, paso de los peores y más destructivos tornados y huracanes, fugas masivas de presos del Reclusorio Nacional Modelo, choques de patanas, invasión de hormigas jamaicanas a las siembras de pepinos, piñas y pimientos, desconcertamiento de las brújulas y compases de naves marítimas y aéreas, en fin, el mal entronado en nuestra pequeña isla, a causa de algún perverso aberrado que deseaba hacerle la vida imposible a Ubaldo “El Loco”.
El cine es otra de mis tremendas nostalgias, tuve la suerte de que mi padre, Oscar “El Herrero”, fuese un fanático del cine. Recuerdo que casi todas las noches me invitaba al cine Rialto, ahora destruido “Victoria”, donde pude ver “La Diligencia” (The Wagon), “De aquí a la eternidad”, “El Monstruo de la laguna negra”, “El halcón maltés”, “La ventana alta”, y muchas películas de vaqueros, de horror (todo Drácula, Frankestein y diversas versiones de La Momia). Descubrí un mundo maravilloso, de historias bien contadas, con copias dignas, cintas que no se rompían, y también recuerdo que participaba en tandas de la tarde y la mañana, principalmente los fines de semana, en un cine improvisado que estaba en una segunda planta, en el espacio donde ahora hay un parquecito interior, creo que le llaman “Mundo Verde”, por supuesto esto y hablando de un lugar situado en la orilla este de la Calle Martí, entre 22 y 24. En estas sesiones descubrí a Flash Gordon, La Amenaza Roja, Sherlock Holmes, los primeros Superman y Batman (con su amigo Robin), Dick Tracy y un amplio espectro de vaqueros:
Hopalong Cassidy, Roy Rogers, Tom Mix y otros expertos tiradores y jinetes, con o sin máscara. Quizás estas fueron las primeras influencias que me hicieron escoger el destino de escritor. Recuerdo una Gerona idílica, en que se podía dormir con puertas y ventanas abiertas, aunque quisiera pensar que por la honradez de sus habitantes, no puedo descartar la conjetura de que los horrores del Presidio Modelo, pesaban mucho en la memoria e imaginario colectivo de los pobladores de Gerona, y constituían un impulso social inhibidor y normativo, orientado a las buenas conductas sociales, por el gran peso de la posibilidad de que los infractores entraran al antro carcelario.
En Gerona, en los 50, todos conocían a los dos ladrones del pueblo, que identifico, para evitar problemas con los posibles descendientes, como “El Canario” y Tripaperro”, y cuando ocurría un robo, los policías, invariablemente los detenían, hasta que se aclaraba el plagio u otro tipo de hecho criminal. En Gerona, en lo 50, se filmaban películas en la pequeña ciudad y en la Costa Sur, a razón de dos o tres por año, imagino por los bajos costos de producción para la industria hollywodense.
En Gerona, en los 50, la Zona Franca, permitía beber coñac Napoleón en la cafetería de Moré, a un peso la línea y agasajar a las quinceañeras con Champaña francés, a tres pesos la botella de la espumosa sidra para VIP. En Gerona en los 50, una secta religiosa de corte radical ortodoxo, anunció el Apocalipsis cuando dos bombarderos cargados de armas atómicas, colisionaron en el delta del Río Las Casas. En Gerona en los 50, las mañanas eran frescas, por la radio se anunciaba la apertura del Auto Cine, muy cerca de donde hoy está ubicado el Aeropuerto de la ciudad, salía un vuelo diario con frutas y vegetales frescos para las islas Caimán y otro para la Florida. En Gerona, en los cincuentas, los pineros eran amables, respetaban los patios ajenos, poseían la fiebre de la búsqueda de tesoros, con artefactos de búsqueda de minas, que habían quedado de la Segunda Guerra Mundial y por ello todos los patios se llenaron de huecos. En Gerona, en los cincuenta, Eugenio organizaba shows en el cine Rialto, con actuaciones unipersonales que incluían trucos, payasadas, conciertos de piano y acrobacia en la cuerda floja, para construir el malecón pinero, un Eugenio que cargaba carretillas de relleno hacia la costa norte y talaba árboles que luego, convertidos en tronco, dibujaban el primer camino fronterizo de la costa , en la futura vía “moderna”, de una Gerona utópica que sólo existía en la cabeza del mesiánico Eugenio.
Gerona en los cincuenta era un pueblo pequeño, con adolescentes que soñaban, vestían pitusas de mecánico, camisas a cuadros, y se peinaban a lo Elvis Presley con mucha gomina, observaban a las muchachas, con sus faldas amplias, con abundantes paraderas y sus colas de caballo, que sonreían pícaramente cuando esperaban ser invitadas a bailar en el hotel Bamboo, en una celebración del 13 de marzo, después de ser elegida la Reina de Belleza de Isla de Pinos. Gerona estaba poblada por pescadores, comerciantes, herreros, carpinteros, constructores, aguadores; en fin, gente de trabajo, que soñaba, en una suerte de pecera, pues todos sus destinos ya estaban pre establecidos y se repetían cada día en una eterna y cíclica rutina. Desde diciembre de 2009, veo una Gerona idílica y dichosa y me miro a mí mismo, en 1957, frente a un espejo, como un adolescente, que no sabía nada de lo iba a pasar después. Aunque quisiera sería imposible que yo recuperase a aquella Gerona de mis ensueños.
Muy bien, éste espacio es de gran valor y utilidad, muestra la identidad base de la Isla, expone los sencillos sucesos de su surgimiento y las sólidas raices de su identidad natural con su pueblo establecido, permanentemente o de tránsito; hayando la utilidad del aporte de los que le han servido y de alguna forma perspectiva han dejado o hacen una huella en la obra que le engrandece. Saludos a todos los pineros: Manuel.
ResponderEliminarQue bien, felicidades.
ResponderEliminarWOWWW ME ENCANTO Y ME ENCANTA ESTE ESPACIO LITERARIO ARTISTICO Y LLENO DE HISTORIA DE MI ISLA DE LA JUVENTUD. YA LO DESCUBRI. SIMPLEMENTE , INSTRUCTIVO, BELLO Y CARGADO DE MUCHO TALENTO
ResponderEliminarFELICIDADES. PEPE
Magnifico relato muchas gracias .
ResponderEliminarMagnifico relato sobre Nueva Gerona en esa epoca, gracias por subirlo. Oliver
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