El Centro Municipal del Libro y la Literatura, con escritores y libreras al frente, en los últimos tiempos ha mantenido una presencia constante en las calles de la Isla con actividades diversas y sistemáticas, entre las cuales incluyo la conocida Noche de los libros y las Lecturas de verano, lecturas que fueron programadas en esta ocasión para el 27, a partir de las 2 de la tarde y como sede el Parque 15 de Mayo, donde estuvo el Hotel Isla de Pinos.
¿El escenario? Unos árboles, unos bancos propios del lugar y unas sillas puestas en forma rectangular; un audio con muchos baffles y esa música reguetonera –que no me disgusta cuando esta en sintonía– y ese pop meloso y repetitivo que los sonidistas, verdaderos dueños y señores, ponen a su antojo sin tener en cuenta motivos ni razones. Ellos desde las nueve de la mañana tenían armados su set, fueron puntuales, pero los libros brillaban por su ausencia. A la hora de comienzo de las actividades oficiales, 2 de la tarde, el sonido seguía sus andanzas y los libros aún ausentes. Comenzaron las lecturas de poetas y narradores entre… ¡poetas y narradores y dos funcionarias del CMLL! La “energía” necesaria no apareció por ningún lado, energía que “huyó” ante lo repetitivo de la oferta, el precario diseño de divulgación y promoción, el no tener en cuenta que en las lecturas lo principal son los libros, libros que llegaron cerca de las 5 de la tarde, par de ejemplares, ¿o tres?, que serían presentados por Enrique y Quintana, cómplices, como todos los presentes, de estas Des–lecturas de verano, como las llamé en familia, y que, supongo, hayan presentado ante las dos funcionarias del Centro y algún que otro poeta –me viene a la mente Jorge Luís Garcés– capaces de resistir tan tamaña des–lectura. No ocurrió así a las 2 de la tarde cuando Elena Corujo y Julio César Sánchez presentaron títulos ante un público reducido de niños, reducido, sí, pero público –bendito destinatario– al fin y al cabo.
Hoy, al cabo de los días, revisando lo sucedido, soy parte de ello por ser parte del Centro, he decidido resumir la tarde del 27 de agosto bajo el título siguiente: Desventuras de los libros en una tarde de verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario