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En hora buena, llega usted a Caleta del Sur, un esfuerzo conjunto por mostrar y defender, a toda costa, el arte gestado en este terrirtorio insular. Aquí podras encontrar, artículos, comentarios, poesías, cuentos, críticas y ensayos, así como informaciones y noticias sobre las actividades que realiza la filial de la UNEAC y otras instituciones en la Isla de la Juventud.

Miembros y amigos se han reunido en este esfuerzo para lograr que el quehacer pinero vea la luz, a través de un espacio alternativo y ágil. Quizás usted quede sorprendido ante el asombro de ver y conocer que en una pequeña Isla del Archipiélago cubano, haya una fuente tan vasta de sabiduría y entrega hacia el arte y la cultura, que hoy estamos convocados a salvar.

¡Esperamos de todo corazón que el esfuerzo no sea en vano!



lunes, 6 de septiembre de 2010

A DOS AÑOS DEL DESASTRE

Agosto 31 de 2008, Gustav llegó para hacer realidad su aviso de días anteriores, pero la fuerza inusitada con que entró por la puerta de la casa, nadie la esperaba, aún cuando el Doctor Rubiera estuvo hablando de fuerza 5, de un tremendo huracán, de un peligro inminente. Resulta que muchos en la Isla sabíamos de eventos climatológicos anteriores. Creímos entonces que Gustav sería uno más, o sea, un poco de viento, lluvia, platanales caídos, algunos techos volando… pero lo terrible de su ira nos golpeó [de golpe nuclear fue calificada] y todo en un período de cerca de 7 horas, incluidos los 45 minutos de calma por el paso del ojo.



Gustav fue tremendo, no solo desde el punto de vista físico, sino el vacío espiritual que nos dejó en las primeras horas, horas en las cuales vimos a una Isla llena de escombros de todo tipo, ventanales sin ventanas, marcos sin puertas, techos sin tejas, casas que dejaron de serlo por la pesada “broma” de un ciclón tropical jamás visto en la geografía cubana. Pero poco a poco volvió la alegría, ese “extra” que tenemos para crecernos, porque, como dijo el pintor Roberto Fabelo, Cuba es… “sacrificio, esperanza y alegría”.



“Sacrificio, esperanza y alegría”, razones seculares de un país y su increíble gente, esa increíble gente que camina codo a codo ante las desgracias. Quizá por eso estamos –lo creo– desde hace tanto tiempo andando los caminos de la Patria y del mundo, insertándonos como seres de un “animal de otra galaxia” en todo el mundo, viviendo aquí y allá con la fiesta inacabable de saber que seguimos andando con nuestras virtudes y defectos, unos remediables y otros no, pero andando.




Gustav también nos recordó esas cosas cuando la solidaridad tocó la puerta de “puerta en puerta”, cuando llegó Kcho con la primera tropa de la Brigada multiplicada en estos tiempos, cuando sobrevolaron los aviones con su carga –carga material, sí, pero mucho más importante lo que hubo detrás–, cuando la luz eléctrica comenzó poco a poco a alumbrar los barrios, cuando los barcos comenzaron a partir; ¡coño, qué alegría saber que no estábamos solos, que otros nos miraban y compartían las pérdidas, como diciéndonos: “sabed, pineros, que estamos juntos, que venceremos”! Y el vencer, esa vocación de levantarnos que nos acompaña, cordón umbilical, ancestral e inviolable, nos hizo resurgir de situaciones como las que se ven en las fotos, fotos que por conocidas no dejan de ser menos impactantes.



Este agosto de 2010, dos años después de Gustav, ha sido calmo y benévolo en lo climatológico; quizás así, en esa “calma” natural que generalmente nos acompaña, encontremos un “tiempito” para re-encontrarnos con nosotros mismos, “vernos las mismísimas entrañas” en una Isla que requiere de todos, de los que aquí estamos, pineros sin importarnos el origen, como de los que andan otras geografías –cubanas o no– pero sabedores de una sentencia que por sencilla y conocida, no deja de ser menos real: en la unión está la fuerza. Lo demás, sépanlo, es pura y real bobería.

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