Nueva Gerona, 22 de
junio de 2012
“Año 54 de la Revolución”
Compañero: José
Rodríguez Pantoja
Presidente UNEAC I.J
FACSIMIL DE LA CARTA |
Informando por la voz
popular de que se celebraría una importante asamblea de la UNEAC, por estos días, pedí
permiso para que se me autorizara asistir por unos minutos.
Mi propósito es hacer
público en esta ocasión el agradecimiento sincero de nuestra familia hacia los
asociados de esta organización especialmente hacia su presidente, el compañero
Pepe y su ejecutivo.
Fui compañero en la
vida de Milagros Pino Fu quien amó y trabajó con pasión por la prosperidad y
prestigio de esta organización y soñaba con ver este lugar convertido en lo que
vemos hoy: un sitio para admirar y que llenó de orgullo y de gloria a todos los
pineros.
Lamentablemente no
alcanzó verlo. El pasado 18 del mes en curso hizo un año de su fallecimiento.
Durante los 12 meses
que luchó como una leona contra la enfermedad que terminó venciéndola, por
razones distintas acudimos al compañero Pepe, presidente de nuestra UNEAC en
ayuda para solucionar diferentes situaciones encontrando siempre en él
comprensión, solidaridad y afecto, gestos estos que no suelen ni pueden
olvidarse.
En nombre de nuestros
dos hijos y en el mío agradezco infinitamente la generosidad del compañero
Presidente y de los demás asociados.
Es justo señalar y
honro con modestia su memoria, al decir que Milagros tenia una fe infinita en
Nuestra Revolución, en sus líderes, en la UNEAc y en sus compañeros.
Cuando visito su tumba
casi siempre en compañía de mis hijos mientras ellos acomodan y ponen flores a
su madre, Yo, que creo en lo místico, pero sin fanatismos, en silencio y en
secreto le susurro la belleza, la majestuosidad que a la vista de todos nos
ofrece esta inmueble convertido casi de repente y a golpe de tesón en un
palacio digno de nuestra vanguardia artística.
Agradezco al compañero
Pedro Fariñas por su reseña “Un adiós a Milagros Pino” publicada en la Revista Caleta del
Sur.
A todos los compañeros
que fueron amigos sinceros y leales de Milagros durante su breve y fructífero
paso por la vida; y que continúan siéndolo después que enmudeció para siempre.
Muchas gracias,
José Cala y familia