¡Qué gran
coincidencia: La Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Uneac, en la Isla de
la Juventud se fundó un 28 de enero hace 28 años atrás! De entonces acá andamos
juntos en una misma celebración. Hoy somos más que ayer, y de aquellos
fundadores quedamos en la Isla unos
pocos. Unos andan otros derroteros; otros han quedado en tierras pineras, y de
toda Cuba, para siempre. Pero aquellos que llegaron a la Isla sin ideas de
fundar colonias, sino de hacer un mundo mejor, que siempre es posible, los
vivos y los muertos, estuvieron con nosotros por El Abra, sagrado lugar pinero
que merece más y más adoración y una
verdadera significación en la historia local y nacional, para con toda la
sencillez del mundo y con esa gloria que cabe en un grano de maíz, depositar
una ofrenda al Maestro. Luego caminamos, también en El Abra, para situarnos
frente a la placa que concibió el artista José Ramón González para perpetuar en
el tiempo la tremenda coincidencia de nuestra fundación con el nacimiento de
Martí. La Patria, estoy seguro, se sintió mucho más agradecida y orgullosa
cuando nació nuestro Héroe Nacional en la calle Paula. La estancia fue bien sencilla, y en la sencillez está lo
grande: Todos entonamos con sin igual
emoción nuestro Himno.
De El Abra
nos fuimos a la Escuela Vocacional de Arte, lugar en el cual la profesora
Amancis Pérez Savón, miembro de nuestro Comité, organizó una Velada Martiana en
la cual alumnos y profesores cantaron versos de Martí musicalizados en la
propia escuela. Allí, con nosotros, codo a codo, como corresponde, estuvo
Ernesto Reynoso, Primer Secretario del Partido en la Isla, quien, en un gesto
de respeto, al llegar a la EVA al mismo tiempo nos esperó en la verja de
entrada y estrechó la mano a cada uno de los miembros y trabajadores de la
Uneac que acudimos a la cita. Así debemos andar, unidos el poder político y los
artistas e intelectuales, única forma posible de crear, y tener, una Patria
mejor.