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En hora buena, llega usted a Caleta del Sur, un esfuerzo conjunto por mostrar y defender, a toda costa, el arte gestado en este terrirtorio insular. Aquí podras encontrar, artículos, comentarios, poesías, cuentos, críticas y ensayos, así como informaciones y noticias sobre las actividades que realiza la filial de la UNEAC y otras instituciones en la Isla de la Juventud.

Miembros y amigos se han reunido en este esfuerzo para lograr que el quehacer pinero vea la luz, a través de un espacio alternativo y ágil. Quizás usted quede sorprendido ante el asombro de ver y conocer que en una pequeña Isla del Archipiélago cubano, haya una fuente tan vasta de sabiduría y entrega hacia el arte y la cultura, que hoy estamos convocados a salvar.

¡Esperamos de todo corazón que el esfuerzo no sea en vano!



domingo, 13 de marzo de 2011

13 DE MARZO, FECHA IMBORRABLE.

El 13 de marzo es una fecha imborrable en la historia del pinero. Un hecho marca este día y marca la misma esencia de quienes aquí vivimos: El 13 de marzo de 1925, tras la ratificación del Tratada Hay-Quesada se confirma la cubanidad de esta ínsula, “descu-bierta” por el Almirante Cristóbal Colón en su segundo viaje a las tierras americanas.
Abandonada a su suerte desde entonces, no es hasta prácticamente el siglo diecinueve, en sus inicios, que la Real Corte española pone sus ojos definitivamente en esta tierra, ya llena por entonces de historias y leyendas de corsarios y piratas. En 1830 se funda la ciudad capital, Nueva Gerona (quizás con la fundación, la apetencia yanqui de hacerla suya, quizás antes).
El inicio del siglo 20, con el inicio de la “República” pro-yanqui escamoteada a los cubanos en contubernio con los españoles tras la llamada “primera guerra imperialista”, así definida por el mismo Vladimir Ilich Lenín, trajo a la historia pinera –por tanto cubana– el sinsabor de ser, prácticamente, un apéndice yanqui. Comenzaron entonces a levantarse voces en contra de la “maraña” constitucional que refrendó el mismísimo Tomás Estrada Palma, primer Presidente republicano, y nop es hasta el ya mencionado 13 de marzo de 1925 que se ratifica que Isla de Pinos –por cierto, el nombre más pegado y apegado de nuestra historia– era cubana.
Viejas postales nos muestran desfiles, celebraciones patrias (por tanto, festivas, porque la Patria verdadera es una eterna fiesta aun en el dolor) y en cada motivo, ondeando hermosa, la bandera tricolor que nos conmueve y convoca.
Otros son los tiempos, dicen muchos –y quien escribe comparte ese decir–, pero el tiempo de amar y servir a la tierra que amamos, no importa donde estemos ni como estemos, es el mismo que soñó José Martí, aun sabiendo que la probable ingratitud de los hombres puede ser el “premio” para los que aman, fundan y crean. Distancia enorme, sí, entre Martí y nosotros, mortales de poco vuelo y escasa altura. A su sombra bienhechora crecemos una vez más este 13 de marzo.

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