El Himno Nacional, creación de Perucho Figueredo, preside esta revista, la número uno del año dos, o sea, que ya vamos por trece números intentando reflejar el acontecer cultural pinero, ese que nos acerca cada día, que nos identifica y define, no importa el lugar que habitemos porque lo pinero es algo más que un espacio físico. Es esa coordenada perfecta que “inventó” Paco Mir en su creación poética, parte esencial de la historia y del arte de nuestra ínsula, este terruño tan cubano como cualquier otro y, es cierto, tan especial y “diferente”.
Octubre, décimo mes del año, tan significativo en y para la Patria, también nos toca de cerca con ese Martí que rebota y se queda en cada uno de los que aquí habitamos; con esos moncadistas esenciales. Isla nuestra cargada de luz que crece hoy con la savia de ayer, impronta generadora de nuestra “carga al machete”: mantenernos incólumes, útiles, aún cuestionando, aún cuando la crítica se “nos va de la mano” muchas veces y no vemos el sol por breves instantes.
Octubre, Céspedes, la Patria, Martí...qué magia tan grande nos hace gigantes; qué de mujeres y hombres; qué de historia y presente.
¡A las armas valientes, corred...siempre!
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